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El estanque de nenúfares recientemente terminado en la nueva parcela adquirida.

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El estanque de nenúfares recientemente terminado en la nueva parcela adquirida. RAFAEL SUÁREZ-MUÑIZ

Los Molinos: de finca pratense a locura botánica

A 15 minutos en coche desde Gijón se encuentra el jardín botánico particular de Los Molinos, en el valle de San Justo (Villaviciosa), que se tiñe de color rojo, naranja, amarillo y dorado en otoño, y se copa de coloridas flores en primavera

RAFAEL SUÁREZ-MUÑIZ

Domingo, 3 de octubre 2021, 02:44

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Avanzar por el cuidado césped de la finca Los Molinos bajo los centenares de especies arbóreas y arbustivas que Juan Luis Díaz ha diseminado: te teletransporta a jardines botánicos de primer orden como el de Madrid o el de La Orotava. A 15 minutos en coche desde Gijón se encuentra el jardín botánico particular de Los Molinos, en el valle de San Justo (Villaviciosa), que se tiñe de color rojo, naranja, amarillo y dorado en otoño, y se copa de coloridas flores en primavera. Un inequívoco jardín botánico equinoccial, cuya organización nos remite a paisajes sureños: es un ejemplo de bosqueparque o de bosque adehesado, en definitiva un ejercicio de domesticación del bosque por clara antropía (bosque abierto).

Juan Luis y Mari Carmen, naturales de Villaviciosa y ya jubilados, cuidan de este esplendoroso pulmón multicontinental como el que cuida de un hijo —es su hijo realmente— junto con la fauna que allí tienen: faisanes dorados y plateados; gallinas, y gansos, donde Paco se ha erigido como la mascota e imagen del jardín.

Juan Luis Díaz en su jardín botánico de Los Molinos junto a un helecho gigante (Cyathea cooperi).
Juan Luis Díaz en su jardín botánico de Los Molinos junto a un helecho gigante (Cyathea cooperi).

Aproximándonos a la historia de la finca, apunta Juan Luis que «pertenecía a mi familia desde 1870; era de mis abuelos y después pasó a mi madre». Era un pastizal vacío, para vacas, no había construcciones. «Cuando me tocó a mí: empezamos con la locura de los árboles» pero el verdadero germen que despertó este interés, que fue magnificándose y especializándose a lo largo de los años, se remonta a la infancia de Juan Luis, cuando él iba para Villaviciosa «siempre veía una carbayera de robles y castaños» y siempre quiso tener una en San Justo. Esto fue un autoengaño, como él bien dice: ahora es una locura de árboles y plantas de todo el mundo, y los robles y castaños hay que buscarlos con lupa.

En 1983 construyeron una panera, después un llagar y, finalmente, la casa principal, que, por entonces, era residencia secundaria. En 1984 introdujeron kiwis, unos 80 manzanos de 12 variedades diferentes (de ahí el llagar para sidra) asesorados por el Centro de Experimentación Agraria de Villaviciosa y una palmera canaria recién nacida, de un vivero, que era una de hija de las del parque de Begoña (Gijón). Entre 1984 y 1990, aproximadamente, fueron vegetando las coníferas y los arces. Podemos encontrar espectaculares coníferas de todo el mundo que son únicas en Asturias porque a Juan Luis le «gustaban mucho por el sonido del viento al pasar a través de ellas».

En 2013 tenían 92 tipos de coníferas distintas y rara vez repetidas. En Los Molinos podemos encontrar ejemplares muy singulares como: el ciprés de los pantanos, un falso ciprés de Lawson o la enorme secuoya roja de California, así como cedros de Líbano pendulares, cedros del Himalaya dorados, abetos de Normandía, cedros limón, abetos azules; araucarias chilenas (16 años), araucarias angustifolias de Brasil y rarísimas araucarias columnaris (pino de Nueva Caledonia). Mientras que arces había 62variedades en 2012 y rozando 2022 hay 160 tipos de arces distintos (japónicos, americanos y europeos). De porte arbustivo destaca la colección de hortensias junto a la nueva parcela donde se halla el estanque; que en 2020 sumaba 37 variedades y a día de hoy son ya 45 distintas. Frente al porche de la casa se extiende la productiva pomarada, intercalada por una parte de la colección de camelias (vietnamitas, japónicas, sasanquas), que repartidas por toda la finca alcanzan los 160 tipos distintos, y la mejor y mayor colección de cítricos (16 tipos) del norte de España: manos de buda gigantes, las famosas vainas del caviar cítrico, naranjos, limoneros, mandarinas de todo tipo, limón cidra arrugado y cítricos enanos como los kumquat, las mandarinas enanas y los limequat.

El aumento de conocimientos, el ulterior estudio taxonómico y la creciente arborización exótica de Los Molinos es directamente proporcional al tiempo libre de Juan Luis tras su jubilación. Ha adquirido especies primero procedentes de viveros de Asturias, hasta irse a Valencia, Francia, Holanda y Australia.

En Los Molinos podemos hacer un viaje intercontinental; podemos dar la vuelta al mundo sin salirnos de Villaviciosa, ya encontraremos una amplísima colección de árboles de latitudes tropicales (Brasil, Madagascar), subtropicales (Chile, Argentina) y medias-altas (Norteamérica). Especies raras a destacar del continente asiático son los katsura japoneses o árboles de caramelo; los seis árboles de Júpiter negros (Lagerstroemia indica black solitaire), variedad también conocida como lilas de las Indias; el tejo ciruelo (Cephalotaxus harringtonii) típico de China y Japón; lichis del sur de China (uva china); un árbol del Alcanfor del sudeste asiático; un árbol de los pañuelos (Davidia involucrata) original de China; enebros chinos o un árbol de las pagodas. De Europa observamos pinos, abetos, camelias, magnolias, hortensias y toda la vegetación autóctona, incluidos muchos frutales mediterráneos, así como el singular arce de Tartaria, natural del sur de Europa.

Paco junto a un escasísimo ejemplar de wollemia nobilis. Solo existen unos pocos ejemplares en las Montañas Azules de Australia.
Imagen - Paco junto a un escasísimo ejemplar de wollemia nobilis. Solo existen unos pocos ejemplares en las Montañas Azules de Australia.

Del continente africano llaman la atención los cedros atlánticos dorados y los cedros azules de la cordillera del Atlas; la relíctica strelitzia augusta o ave del paraíso es una planta vivaz perennifolia procedente de Madagascar; una robusta palmera canaria; especies lignificadas como el leucandedron fireglow que otoña en color rojo y procede de Sudáfrica, y los agapantos africanos. Entre las extremas latitudes que enmarcan América aparecen liriodendros tuliperos de Virginia; una parra roja virgen de Virginia; robles americanos; una robinia o pseudoacacia frisia del este de Estados Unidos de hoja caduca; la eritrina, que es el árbol y la flor nacional de Argentina; un álamo dorado canadiense; arce rubrum (flor roja) y arce saccharum (flor amarilla, usado para sirope de arce en Norteamérica); un naranjo de Luisiana (Maclura pomífera), como en La Viesca'l Rexidor, que da frutos parecidos a un cerebro; además de las excepcionales araucarias de centro y Sudamérica.

De Oceanía cabe reseñar la cica (Macrozamia moorei) de unos 70 años comprada en un vivero de Noreña, que puede ser la única existente en Asturias, es una de las plantas más antiguas que existen y procede de Australia; una Wollemia nobilis, que es un pino australiano llamado «fósil viviente» por existir desde el Jurásico (hace 200 millones de años); un limpiatubos australiano (Callistemon); una acacia baileyana púrpura nada común (es una mimosa púrpura); los eucaliptos tropicales arcoíris, y un coprosma rojo de Nueva Zelanda también conocido como «planta espejo».

La última colección dentro de todo este cosmos verde es la agrupación de helechos. Entre los que destacan helechos arborescentes que adquieren la estética de una palmera, los helechos de hojas de dos metros de largo por un metro de ancho (Cyathea cooperi) y los helechos de envés plateado.

Los Molinos es, en conclusión, un sitio de recreo donde se congregan hasta 1.800 variedades de plantas. Esto es: 1.800 plantas diferentes por sí solas, sin contar las repetidas, por lo que el total de árboles y arbustos se haría casi incalculable. Más de 3.000 plantas fácilmente en una finca de unos 11.000 m2. Se trata de una de las tres colecciones botánicas más grandes y variadas de Asturias aunque por ser reciente no alcanza a tener ejemplares centenarios. Dentro de 30 años gozará de una potencia que se matizará con la epidérmica pátina del tiempo.

Macrozamia moorei única en Asturias (70 años de edad) originaria de Australia y dos enebros chinos (Juniperus chinensis) a la derecha.
Macrozamia moorei única en Asturias (70 años de edad) originaria de Australia y dos enebros chinos (Juniperus chinensis) a la derecha.

Un espectro que recoge ejemplares de los cuatro continentes fértiles y que sus propietarios brillantemente clasifican haciendo inventarios fotografiados de todas sus plantas, los cuales editan en formato libro, además de poner a cada árbol un cartelito con el nombre común y el científico. Todo un ejercicio de taxonomía. En resumen, efectivamente: una locura.

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