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Javier Álvarez. J. C. TUERO
«Moverse», la prevención más efectiva contra la trombosis

«Moverse», la prevención más efectiva contra la trombosis

Hoy se celebra el día mundial de esta afección vascular. En Asturias se detectan 500 casos al año

EUGENIA GARCÍA

GIJÓN.

Domingo, 13 de octubre 2019, 02:39

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«Moverse, moverse, moverse». Es la mejor prevención para la trombosis venosa, una peligrosa afección que cada año se diagnostica a aproximadamente 500 asturianos y que puede acarrear importantes consecuencias a corto y medio plazo. Hoy, Día Mundial de la Trombosis, el jefe de Vascular del Hospital Universitario de Cabueñes, Javier Álvarez, recuerda que «el cuerpo humano está diseñado para caminar» y que ésta es la medida más eficaz para evitar padecer esta enfermedad, más frecuente a partir de los 65 años.

La trombosis venosa, aclara el especialista, es «un coágulo de sangre que se produce dentro de una vena». Las más peligrosas son las trombosis venosas profundas, cuya causa principal es la inmovilización de una parte del cuerpo, ya sea por enfermedad, operación o al tener un miembro escayolado. Puede deberse, también, a cierta predisposición genética y entre un 15 y un 20% de los casos de trombosis venosa profunda se deben a un tumor, «ya que sueltan sustancias procoagulantes». De hecho, ante un paciente que tenga una trombosis venosa profunda pero no presente ninguno de los factores de riesgo -es decir, sea joven, no haya estado inmovilizado ni tenga antecedentes-, «hacemos un chequeo en busca de posibles tumores, indica Álvarez.

¿Qué puede ocurrir cuando se forma un trombo? «A corto plazo se pueden soltar trozos del coágulo y desplazarse, emigrar al pulmón y provocar un embolismo pulmonar». Dependiendo del tamaño y la zona que toque, este puede ser inadvertido «o incluso mortal». A largo plazo, en las extremidades se dan «secuelas postrombóticas» que pueden provocar la aparición de «hinchazón, úlceras y cambios tróficos derivados de la destrucción del sistema valvular». Alrededor del 40% de los pacientes que han tenido una trombosis padecen este tipo de problemas.

Por ello, «un diagnóstico precoz es fundamental». Aunque hay trombos que no dan clínica, lo habitual es que «al tener una obstrucción se de un evidente aumento de volumen con dolor en el caso de la trombosis profunda y una variz roja, dolorosa y dura en el caso de la superficial». Si se detectan estos síntomas hay que acudir al médico de Atención Primaria. El facultativo realizará una ecografía Doppler, una sencilla prueba no invasiva que permitirá descartar o confirmar la enfermedad. «Si la vena no se deja comprimir, es que hay un trombo que la está ocupando», resume Álvarez.

Una vez diagnosticada la trombosis, el tratamiento habitual es heparina para evitar que el trombo progrese a lo largo de la vena, se desprenda y produzca un embolismo pulmonar. Normalmente, el trombo se controlará con tratamiento anticoagulante durante tres, seis o doce meses. Para prevenir las secuelas postrombóticas, que pueden resultar incluso invalidantes, señala Álvarez, «comienzan a aparecer nuevos tratamientos que disuelven los trombos y también se empieca a colocar stents venosos».

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