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La ovetense Irene Cano. E. C.
«Las mujeres estamos dejando de tener miedo»

«Las mujeres estamos dejando de tener miedo»

Referentes. Cinco asturianas en puestos relevantes defienden que «aunque se ha avanzado mucho, aún queda por hacer» en el camino hacia la igualdad: «Hay que acelerar el proceso»

AZAHARA VILLACORTA

Sábado, 28 de noviembre 2020, 01:36

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Cuando la presidenta de las empresarias asturianas, Begoña Fernández-Costales, estaba entrando al paritorio para alumbrar a su hija (tiene dos, un niño de once años y una niña de seis), sonó su móvil y ella respondió con un amable intento de cortar la charla: «Oye, si no te importa... Es que estoy yendo a dar a luz...». A lo que su cliente contestó: «¡Qué bien, enhorabuena! Pero como te iba contando...».

Es solo una anécdota, pero permite atisbar algunas de «las muchas renuncias» que todavía se les exigen a muchas mujeres para llegar hasta donde quieren estar. Aquí y en el resto del mundo. Una senda que a esta empresaria gijonesa que en el último mes ha viajado a Chad, Camerún, Mali y Guinea Ecuatorial, países a los que exporta, se le ha hecho, indudablemente, más cuesta arriba que a cualquier hombre: «Me acuerdo de que una vez entré en una reunión y se dirigían continuamente a mi delegado, que era guineano. Salí de allí cabreadísima. Hasta que pensé: 'Voy a ser pragmática. Si pasa lo mismo en la próxima, tú tomas las riendas y a vender'».

La empresaria gijonesa Begoña Fernández-Costales.
La empresaria gijonesa Begoña Fernández-Costales. damián arienza

Y, puestos a hablar de discriminaciones, Fernández-Costales tiene que referirse necesariamente a «la brecha salarial», a lo que se suma que, «muchas veces, cuando vamos a dar a luz, perdemos el tren de nuestra carrera profesional, y eso no puede ser». O que, «cuando llegas a un puesto de responsabilidad, tienes que dar el doscientos por cien de ti porque estás doblemente observada».

Es la realidad para muchas profesionales en esta España, siglo XXI, inmersa en una crisis pandémica en la que, según su diagnóstico, «las mujeres tendrán un papel fundamental en la recuperación económica de Asturias». Aunque, eso sí, lanza un aviso a navegantes: «Ahora, con los recortes que está habiendo en puestos de todo tipo, debemos tener cuidado de no volver hacia atrás. Como generalmente es el hombre el que gana más, si hay que prescindir de un sueldo, ¿volverá a ser la mujer la que se quede en casa?».

Una recuperación que, según la presidenta de la Federación de Empresarias y Directivas de Asturias, debe centrarse en varios ejes: «Uno son las exportaciones, un pilar importantísimo en la economía asturiana. Otro, la atracción de inversiones, porque, con las dificultades de la descarbonización, debemos buscar otras vías de generación de riqueza. También hay que estar muy pendientes de todos los fondos que van a venir de la UE. Y, finalmente, tenemos que mirar más hacia el mar, nuestra economía azul».

Teresa Quirós, en su despacho.
Teresa Quirós, en su despacho.

Hasta ahí la receta de esta mujer que, sin ánimo de generalizar, relata que ella misma sufrió recientemente los efectos de la desigualdad: «El año pasado, me compré un apartamento y solicité un crédito pequeño. Todos los papeles estaban bien, todo estupendo, las cuentas saneadas... ¡Y me pidieron la nómina de mi marido!». Asturias, siglo XXI.

Y, pese a todas esas resistencias, «las cosas están cambiando», defiende Teresa Quirós, directora financiera de Red Eléctrica de España y, por ello, una de las mujeres con responsabilidades más altas dentro de las compañías del Ibex 35, lo que la hizo ser incluida en una lista de las cien mujeres líderes en España. «Muchas veces, somos nosotras las que nos ponemos límites, pero estamos perdiendo el miedo», declara esta «asturiana de pura cepa» que carga contra el 'síndrome de la impostora' y que pone el acento en una palabra que repite como un mantra: «Educación, educación, educación».

«Te cuento una anécdota de mi padre y mi madre porque la llevo grabada en el alma. Mi madre era una mujer muy lista y, además, muy innovadora. Mi padre era más cerebral. Y, a lo mejor, él le preguntaba: 'Teresa, ¿cómo hacemos esto?'. A lo que respondía: 'Oye, Benjamín, yo no nací sabiéndolo hacer, ¿eh? Yo he aprendido a hacerlo'. O él le preguntaba: '¿Dónde están mis calcetines?'. Y ella contestaba: 'De tus calcetines yo sé lo mismo que tú'. Y con eso quiero decir que he tenido la suerte de que mis padres siempre me han criado en un ámbito de completa igualdad. A mí, por ser chica, nunca me han hecho pensar que era diferente a un chico o que mis oportunidades iban a ser distintas. Y eso me ha salvaguardado de tener la sensación de sufrir cualquier tipo de discriminación. Lo que sí te puedo decir es que la veo a mi alrededor. La hay».

Rosa Menéndez preside el CSIC.
Rosa Menéndez preside el CSIC.

Ese es el modelo que ahora Quirós replica con sus tres hijos, los que suman ella y su marido, dos chicas y un chico: «El chico yo creo que tiene una aproximación bastante igualitaria hacia todo. Y las chicas ni te cuento. Son unas promotoras de sus derechos y de sus capacidades tremendas las dos. Aunque en las nuevas generaciones a veces sí que a veces observo una cierta vuelta atrás con bastantes micromachismos. Por eso insisto tanto en la educación».

A Quirós le llama la atención, por ejemplo, «que exista una idea bastante extendida de que la que tiene que conciliar es la mujer. Y no. Eso no es conciliar. Los que tenemos que conciliar somos todos». O «por qué sigue habiendo tan pocas chicas en las carreras de ciencias». Una preocupación que comparte con la presidenta del CSIC, Rosa Menéndez, que lamenta no haber podido estar más con sus hijos y recuerda como si fuese ayer «la reunión de un comité organizador de un congreso, constituido en su mayoría por hombres, a los que resultaba imposible ver conferenciantes plenarios con nombre de mujer. Y puedo garantizar que sí las había». Así que Menéndez sostiene que «las cosas han cambiado a mejor, pero todavía queda camino por recorrer»: «No podemos permitirnos el lujo de perder parte importante de nuestro talento».

También Irene Cano, directora general de Facebook para España y Portugal, pone el acento en que «en apenas medio siglo y en general hemos avanzado mucho. Las mujeres se han integrado en el mundo laboral, hay una mayor conciencia respecto a la igualdad de género y son muchos los esfuerzos en marcha para romper el famoso techo de cristal. Sin embargo, es necesario acelerar el proceso. Hay más mujeres que hombres en la universidad, pero son minoría en las carreras de ingenierías y también son pocas las que consiguen acceder a puestos de responsabilidad». Y propone un sencillo ejercicio: «Teniendo en cuenta que en España más de la mitad de la población está formada por mujeres con un nivel de formación medio más elevado que los hombres, imagina la riqueza que tendría el país si hubiera un porcentaje mayor de mujeres en el mercado laboral».

Paula Beirán, en la sede central de Telefónica en Asturias.
Paula Beirán, en la sede central de Telefónica en Asturias. mario rojas

Tanto ella como la directora de Telefónica en Asturias, Paula Beirán, tienen muy claro que el futuro de las empresas pasa por fomentar «una cultura donde la diversidad sea una prioridad a la hora de hacer contrataciones y retener el talento», algo que las suyas han entendido hace tiempo. A Cano le gusta especialmente una frase: «Como no sabía que era imposible, lo hizo». Para Beirán (Ingeniera del año en Asturias 2020 en la categoría 'Proyección de futuro'), a la que sus dos hijas han visto teletrabajar a destajo en esta pandemia («hubo días en que solo las pude ver cinco minutos»), tampoco hay barreras que no puedan dinamitarse: «Animaría a las jóvenes a que sigan sus propios pasos sin ponerse límites de ningún tipo. Y a las mujeres de más edad, que fueron educadas en una época diferente, a preguntarse '¿y por qué no?'».

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