Noa nació con el HUCA

Una década después, el complejo hospitalario construido en La Cadellada se ha consolidado como buque insignia de la sanidad pública asturiana y aquel primer bebé, de apenas dos kilos y medio, se ha convertido en una niña «súper buena», «cariñosa» y «tranquila», que de mayor quiere ser dentista. De hecho, en contra de lo que suele ser habitual, «siempre voy contenta» a las revisiones odontológicas y se declara «encantada» con haber llevado ortodoncia.

Sus padres vivieron el 14 de junio de 2014 «centrados en lo importante»: traer al mundo a una niña sana. Pero cómo abstraerse de la singularidad del momento, que hizo de este parto un acontecimiento con gran repercusión mediática, digno de ser recordado ahora que el HUCA –y Noa– celebra su décimo aniversario. «Cuando empezaron las contracciones, llamamos por teléfono al hospital viejo; no sabíamos a dónde teníamos que ir. Nos dijeron que subiésemos y, al ver que estaba a punto de dar a luz, nos mandaron al nuevo HUCA», cuenta Nerea Casado.

Accedieron por Urgencias, que también entraba en servicio ese día, como obstetricia o el ala de hospitalizaciones, y «estaba todo vacío: los pasillos, las salas de espera, las consultas. Todo». El hospital, que cuenta con un millar de camas, sólo tuvo en aquella primera jornada 62 ingresos. Uno, el de Nerea. «Era muy temprano y todavía estaban metiendo algunas máquinas. Pero el personal sanitario nos trató muy pero que muy bien. El equipo del primer turno, que nos atendió inicialmente, vino a vernos al día siguiente para ver cómo estaba la nena», recuerda.

Todo discurrió «sin complicaciones» y, a las 16.50 horas, Noa pasaba a ser la protagonista del gran hospital de Asturias. «Estrenamos paritorio y habitación. Cuando llegamos a la planta de Maternidad, no había nadie, sólo estábamos nosotros», explica Nerea. Ella tiene ahora 38 años y trabaja en 'JL28', el bar de su familia. Y Antonio, de 42, se dedica a la electromedicina. En estos diez años, han tenido que volver al HUCA, pero «afortunadamente» en muy pocas ocasiones. «La última vez yo tenía otitis», apunta Noa.

En el salón de su casa conservan las noticias de prensa que informaron del nacimiento de «la nena», enmarcadas y con la firma del entonces consejero de Sanidad, Faustino Blanco. Tienen guardada otra copia, que «Noa llevó en una ocasión al cole, cuando le pidieron que contase alguna noticia que le hubiera impactado». Contó la suya. Normal. Y estos días, a falta de una semana para este aniversario tan especial, Noa ha vuelto a compartir la historia con profesores y compañeros de clase. Esta futura dentista, aficionada al patinaje, el baile moderno y el fútbol, admite que «me hace mucha ilusión» haber sido el primer bebé de un hospital que, como ella, ha crecido mucho en esta década.