«El patriarcado infartó el 8M de 2018 y su reacción está siendo insoportable»
Nuria Varela, directora general de Igualdad ·
«Es un sistema violento que se resiste a ceder y que ha tejido alianzas dañinas para las mujeres con el neoliberalismo, el nuevo fascismo y los populismos»CHELO TUYA
Sábado, 6 de marzo 2021, 22:32
Se ha quedado sin voz, lo que no quiere decir que no tenga cosas que decir. Un problema de salud obliga a que la entrevista ... se realice por cuestionario. Porque, aunque sus cuerdas vocales hayan pedido un descanso, Nuria Varela (Turón, 1967) tiene claro que el mensaje feminista, es decir, la reivindicación de la igualdad real entre hombres y mujeres, no puede parar. Por primera vez desde los 17 años, la directora general de Igualdad no saldrá a la calle un 8M, pero respeta a quien lo haga.
–Que sea necesario un 8M en 2021... ¿Doloroso?, ¿anacrónico?, ¿indignante?, ¿las tres?, ¿ninguna?
–El feminismo lleva celebrando el Día Internacional de las Mujeres (antes de 1975 como Día Internacional de la Mujer Trabajadora) desde 1910, así que ni anacrónico ni indignante ni doloroso ni nada de eso, todo lo contrario. Es el día en el que el movimiento feminista celebra lo conseguido y reivindica toda la agenda pendiente. Un día cargado de historia, de dignidad, de lucha, de genealogía, un día importante.
–Igualdad de trato, de salario, de reparto de tareas, de cuidados, fin de la violencia... Salvo el derecho al voto, las pancartas de mañana podrían llevarlas las primeras sufragistas. ¿Qué está fallando para que las reivindicaciones se repitan año tras año?
–El patriarcado. Un sistema potente que privilegia a los varones y explota laboral, económica y reproductivamente a las mujeres. Un sistema violento que se resiste a ceder y que en los últimos años ha tejido alianzas tremendamente dañinas para las mujeres con el neoliberalismo, el nuevo fascismo y los populismos. En cualquier caso, no es cierto que la agenda sea la misma que en el siglo XIX.
–La precarización...
–Los retos pendientes son muchos, pero el feminismo es una historia de éxito. Solo hay que comparar las posibilidades de vida que tenían nuestras abuelas o nuestras madres con las que tenemos nosotras o nuestras hijas. El fallo, en cualquier caso, hay que ponerlo en quienes se oponen a la igualdad, no en quienes pelean por ella; las exigencias, también.
–¿La covid ha puesto de manifiesto la importancia de los trabajos más feminizados y precarios?
–La covid ha sido una gran lupa que ha aumentado todas las desigualdades entre mujeres y hombres en el ámbito laboral y especialmente en el ámbito de los cuidados. Hemos visto con claridad la existencia de una serie de funciones y trabajos que son esenciales para la vida que son realizados fundamentalmente por mujeres, que están infravalorados y afectados por condiciones de mayor precariedad y desprotección social… La covid ha acelerado la crisis de los cuidados y la necesidad urgente de actuar para corregir este despropósito.
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–Este es el 8M de la era covid, ¿concentraciones en la calle o protestas telemáticas?
–Será la primera vez desde que cumplí 17 años que no voy a una manifestación del 8M. Este año, con tremenda tristeza, me quedaré en casa celebrando el Día Internacional de las Mujeres de manera virtual. Esa es mi opción, pero respeto todas las demás. Estoy segura de que el movimiento feminista también este año evidenciará su potencia, su capacidad de movilización, su fortaleza, su responsabilidad y su imaginación.
Diferencia 25N con el 8M
–El pasado 25N también había covid, de hecho estábamos en el pico de la segunda ola, y hubo concentraciones en la calle. Usted misma participó en el minuto de silencio convocado ante la Delegación del Gobierno. ¿Qué cambia ahora para que las concentraciones sean demonizadas?
–El 8 de marzo es una jornada de lucha y celebración del movimiento feminista. El protagonismo de este día es del feminismo, que es quien convoca y toma decisiones consensuadas en su seno. No creo que el Gobierno deba tener protagonismo el 8 de marzo. El 25 de noviembre, sin embargo, creo que, como mínimo, es necesario que quienes estamos en las instituciones, con el Gobierno a la cabeza, mostremos respeto hacia las víctimas, hacia sus familias y sus personas queridas. En cualquier caso, el feminismo y las feministas siempre hemos estado demonizadas.
–Por defender la igualdad.
–La diferencia ahora es que somos muchas, somos muy fuertes. El patriarcado infartó el 8 de marzo de 2018 cuando el movimiento feminista hizo la mayor demostración de fuerza de su historia, de manera organizada en prácticamente todo el mundo. A partir de ahí, la reacción patriarcal está siendo insoportable.
–¿El debate sobre salir o no a la calle pone de nuevo el foco en la división del feminismo?
–Hay muchos intentos de dividir al feminismo, de enfrentarlo, de desarticular ese músculo con el que hemos entrado en el siglo XXI pero yo creo que hay mucha menos división de la que se pretende crear. En los últimos tiempos se están haciendo tres o cuatro relatos falsos y tenemos un montón de caballos de Troya.
–Su lema para el 8M une innovación con igualdad. ¿Una nos llevará a la otra?, ¿cómo?
–La innovación social, entendida como las nuevas ideas (productos, servicios o modelos) que se diseñan para responder a necesidades sociales de alta complejidad, al tiempo que generan nuevas formas de colaboración, es una herramienta adecuada para afrontar los retos que plantea la igualdad.
–¿Cuáles?
–Por un lado, es necesario innovar para acercar el horizonte de la igualdad efectiva, actuando sobre los problemas persistentes. En segundo lugar, el avance de la digitalización debe producirse en términos de igualdad, para lo cual los organismos competentes en la materia necesitan asesoramiento técnico especializado. En tercer lugar, el principio de igualdad debe estar en el núcleo de la definición del mejor modelo de desarrollo posible, innovador y sostenible, para nuestra región. Se trata de innovar para conseguir la igualdad efectiva, velar porque el avance de la sociedad digital sea en igualdad y potenciar la igualdad como valor de impulso de un desarrollo sostenible de la región (igualdad para un mejor desarrollo)
–Un año de la primera Mesa de Igualdad en la concertación, ¿en qué se ha traducido?
–En la Mesa de Igualdad se aprobaron 25 medidas. De ellas ya hemos realizado 13, la mitad. La última es el estudio sobre los convenios colectivos en Asturias con resultados muy reveladores sobre brecha salarial y otras desigualdades. Para 2021, el presupuesto total de la Mesa de Igualdad en la concertación asciende a 2.151.000 euros, pero, dicho esto, lo cierto es que para mí la falta de acuerdos, incluso de propuestas por parte de los agentes sociales, está siendo bastante decepcionante.
–¿Por qué?
–Aún no han sido capaces de ponerse de acuerdo para crear la figura de agentes de igualdad en las empresas, que, a mi juicio, era la figura más importante que teníamos para enfrentar la brecha salarial y que Igualdad tiene presupuestada para que hubiesen empezado a funcionar desde el 1 de enero.
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