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Ovedo
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Viernes, 5 de marzo 2021, 01:55
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Ayer fue el primer día para muchos. Para los mayores de 80 años y grandes dependientes, ya que recibían la primera dosis de la vacuna contra la covid-19. También para el HUCA, porque estrenaba nuevo punto de AutoVac siguiendo los que ya están operativos, por ejemplo en el Hospital Monte Naranco o en los exteriores del Palacio de Deportes de Gijón. Y otras que se estrenaban, o reestrenaban, fueron un grupo de enfermeras jubiladas que han sido contratadas para ayudar en este proceso.
María Teresa García era una de ellas. Es una de las 44 voluntarias que se reincorporó al Área Sanitaria IV para integrarse en los equipos de vacunación. Tras recibir una pequeña formación, ayer el primer día de su regreso. Llevaba tres años jubilada y ayer nos recordaba que no dudó en apuntarse en cuanto surgió la oportunidad: «Ya lo hice durante la pandemia pero me mandaban a La Felguera y no podía ir hasta allí». María Teresa nos atiende entre coche y coche que llega al parking del HUCA para recibir la vacuna. Un trabajo que, por experiencia, conoce cómo hacerlo a las mil maravillas. ¿Nervios? «Qué va, estoy encantada, y además me viene muy bien. En principio su contrato con el Sespa dura hasta el 8 de mayo aunque la intención, según nos avanza, es que se lo prorroguen.
De hecho, el dispositivo inaugurado ayer no tiene carácter provisional. O al menos, en el corto plazo. La intención es mantenerlo hasta el verano. De momento, a un ritmo de 990 vacunaciones diarias, sin descansar los fines de semana. No obstante, se tiene en mente, a medida que aumente el ritmo de la recepción de dosis, aumentar esa cifra diaria y duplicar los tres equipos que están operativos actualmente.
De esos 990 de ayer uno fue Manuel Latores, de 90 años. Le habían citado dos días antes y ya contaba las horas desde entonces para acudir a ponerse la vacuna. Se acerca hasta nosotros tras el pinchazo, pero sin perder la sonrisa en ningún momento. «Que no deje nadie de vacunarse», pidió con rotundidad. Ya entre bromas, dijo que a él la vacuna le permitirá «seguir trabajando por mi cuenta».
De momento la vacunación avanza entre los colectivos de mayores de 80 años y los grandes dependientes. No obstante, a este punto de vacunación también acuden aquellos profesionales que pertenecían a los grupos prioritarios y que aún tenían pendiente de recibir la segunda dosis. En este AutoVac le inyectan Pfizer y también Moderna. Por las características de esta última, que solo puede inocularse en los hospitales, el hecho de que este punto se encuentre en las mismas instalaciones ayuda a darles salida.
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A Elvira Fernández, de 93 años, la trajeron en coche. Y ella, como casi todas las personas que aguardan estos día la cola para vacunarse, sale con una sonrisa. De hecho, según baja la ventanilla para charlar, se quita la gasa. «Esto ya está para tirar», dice afirmando que no ha sentido ningún tipo de dolor con el pinchazo. «¡Y eso que dejé de ponerme la vacuna contra la gripe porque no me sentaba bien! Elvira agradece la amabilidad del personal sanitario y dice que ha acudido «con esperanza, porque cuando la pierdes, pobre de ti». ¿Su principal motivación? «La que debería de tener todo el mundo, que no es mirar por uno mismo, sino la de cuidar por todos los que tienes a tu alrededor». Tras la vacuna, los coches deben de permanecer en una zona de vigilancia durante al menos quince minutos ante la posibilidad de que se produzca algún tipo de reacción y necesiten ser atendidos. Un seguimiento rutinario que, al menos durante las dos primeras horas, no necesitó de ningún tipo de auxilio.
Para el estreno de ayer acudió el gerente del área sanitaria IV, Luis Hevia, quien avanzó su intención de «administrar las vacunas casi en tiempo real según las recibimos», subrayó Hevia. De hecho, Hevia reconoció que «estamos a media capacidad de lo que podríamos hacer a la espera de que recibamos más vacunas».
Ya en lo referente a la presión hospitalaria en el HUCA, el gerente señaló que se está percibiendo cómo «la vacunación está haciendo su efecto en los cohortes de edad, donde se han reducido las hospitalizaciones». En paralelo también comentó que existe «mucha patología no covid, para lo que estamos programando en horario de mañana y tarde con el objetivo de recuperar el tiempo que nos ocupó la segunda y la tercera ola».
La directora de hospital, Beatriz López Ponga, aseguró, sobre esa presión hospitalaria derivada de la covid, que «tenemos una preocupación lógica porque ha pasado un año y el virus se sigue comportando de una forma irregular».
López alertó sobe las desescaladas que pudieran producirse con motivo de la Semana Santa porque «tenemos una elevada ocupación en la UCI y necesitamos que vaya descendiendo para afrontar con holgura una cuarta ola».
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