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Los vecinos asisten a la misa de inauguración tras la restauración de la iglesia de San Salvador.
La iglesia de Cibuyo, al descubierto

La iglesia de Cibuyo, al descubierto

El conjunto pictórico alude al Apocalipsis y el restaurador sospecha que tras el retablo se esconde un pantocrátor

BELÉN G. HIDALGO

Lunes, 29 de mayo 2017, 00:43

Medio año de arduo trabajo ha dado sus frutos. Cibuyo, un pueblo a unos diez kilómetros de Cangas del Narcea, se vestía de fiesta para celebrar que las pinturas de la iglesia de San Salvador lucían ya con todo su esplendor original. Las campanas que habitualmente anuncian el inicio de la misa eran sustituidas por el sonido de una gaita de sobra conocida en el lugar. Diana Rodríguez, vecina de Cibuyo, hacía las pruebas de sonido antes de comenzar la liturgia. Asomaban los primeros feligreses, también los curiosos y algún que otro vecino portaba los voladores con los que rasgar el cielo del valle anunciando que estaban de fiesta. «Estamos muy emocionados. Aquí nos bautizamos, hacemos la comunión y, al verlo así, la verdad es que te entran hasta ganas de casarte», reconoce Diana.

En la bóveda del presbiterio de la iglesia San Salvador de Cibuyo se escondían pinturas del siglo XVI que prácticamente no se veían y que, sin embargo, son uno de los grandes tesoros de este templo. Este conjunto pictórico-mural estaba oculto tras siete capas de cal. Pero no es la única joya pictórica que atesora los muros de esta iglesia del siglo XIII. Un pantocrátor podría permanecer oculto tras el retablo del siglo XVIII. Permanece allí tras la remodelación que sufrió la iglesia entre los siglos XVI y XVII.

Jesús Puras Higueras, restaurador que realizó las obras, explica que lo más complicado fue destapar los originales, que son «un conjunto pictórico mural de gran interés, con una carga iconográfica muy grande». Se trata de pinturas «derivadas prácticamente del Apocalipsis. La temática es la salvación, en el lado izquierdo; la condena en el infierno, en el lado derecho, y arriba, en la bóveda, los elementos simbólicos que representan la divinidad: el sol y la luna. Suponemos que detrás del retablo del siglo XVIII, está oculta una porción de la pintura que es un pantocrátor», explica el restaurador. Sobre el retablo se efectuó una limpieza complementaria y muy difícil. «Por eso luce tan esplendoroso», aclara.

La directora general de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias, Otilia Requejo, valoraba el conjunto pictórico como «excepcional». La Consejería de Cultura aportó 14.472,58 euros a esta intervención. El párroco, Juan José Blanco Salvador, aseguraba ante los feligreses que estas obras eran un aperitivo.

«Un empeño que dice mucho»

Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, bromeó con el párroco: «Imagino que si esta obra es una pequeña restauración, la grande está por llegar. Pero ya torearemos, hermano». No dudó el arzobispo en resaltar la importante labor del párroco y también de los vecinos de Cibuyo para que esta inauguración fuese posible. «Dice mucho de Juanjo su empeño. Es un cura grande. También dice mucho de los habitantes de este pueblo, los primeros en colaborar».

Tras la misa, los vecinos recibían una breve explicación por parte del restaurador con el objetivo de mostrarles las labores llevadas a cabo, poner en valor las pinturas y ofrecerles el antes y el después de la obra. Tras estas aclaraciones, se sentaron todos a la mesa en una comida de fraternidad numerosa y cordial.

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