La DOP apuesta por vinos de Cangas «auténticos» que criará en barricas de roble autóctono

Para llegar a este punto, la DOP Vino de Cangas contó con la colaboración del Centro Tecnológico Forestal y de la Madera, Cetemas, que se encargó de la selección de los robles autóctonos para obtener las duelas y analizar los parámetros que más interesen a los enólogos para lograr las barricas idóneas para cada vino. Se diseñaron cuatro prototipos de barrica. «No fue fácil. Se trabajó con robles de Degaña. La no gestión de los robledales conlleva una baja productividad», subrayó el director de Cetemas, Juan Majada, que destacó el potencial de la zona.

Para conseguir la huella dactilar de los vinos de Cangas trabajaron codo con codo investigadores del Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA) y la Universidad de Oviedo. Tomaron muestras con las que llevar a cabo un análisis cualitativo y cuantitativo de los vinos durante todo el proceso. Así, se analizó el mosto y el vino desde que entró en barrica, incluyendo los tiempos en la misma, y el vino una vez embotellado.

Gracias a estos análisis lograron identificar y cuantificar los compuestos que imprimen personalidad al vino cangués, así como las cualidades que aporta el roble autóctono. «Identificamos 23.693 compuestos en el albarín negro y 23.814 en el carrasquín», señaló la investigadora de IPLA, María Fernández.

Otro logro de este grupo operativo, tal y como explicó la profesora de la Universidad de Oviedo, Carmen Blanco, fue «la creación de la ficha técnica de los vinos». Fue gracias a la Estación Enológica de Haro, que con su tecnología, permitió dibujar el perfil único de cada vino con información sobre la variedad de la uva, añada y origen. Pasarán a formar parte de una base de datos donde se incluyen vinos de todo el mundo. «Es una carta de presentación que certifica el vino desde el origen», concluyó.