Cangas recupera la procesión del Santo Entierro, una tradición casi perdida en la región suroccidental
La cofradía del Santo Cristo de la Salud organizó la festividad religiosa para un Viernes Santo casi veraniego, en donde no falto ni folclore, ni música, ni fervor religioso
carlos bernal
Sábado, 16 de abril 2022, 08:47
Los cofrades del Santo Cristo de la Salud, en Cangas del Narcea, por fin pudieron desempolvar las imágenes del Cristo Yacente y la Virgen de la Dolorosa. Las sacaron más allá de los arcos de la basílica de Santa María Magdalena para que el habitante, y visitante, de la villa suroccidental se deleitase en una noche casi veraniega de Viernes Santo
Una centena de hábitos morados demostraron que el fervor católico también forma parte de la orografía suroccidental. El nazareno Benito Álvarez tuvo el honor de portar la cruz al comienzo de la comitiva, detrás de él, una veintena de niños nazarenos con antorchas en las manos abrían camino al trono del Yacente soportado por una docena de braceros al ritmo de las melodías de viento y tambor de la banda municipal. Una procesión que comenzó puntualmente a las 20:30 ante la estupefacción de tres centenares de personas que vieron por primera vez en la villa canguesa un Santo Entierro de tales magnitudes.
El itinerario, de dos kilómetros de longitud, abarcó una decena de calles siendo las más significativas; la calle mayor, la plaza del Ayuntamiento y la calle Uría. El paso procesional se cumplió sin ningún percance, a pesar de los nervios generales de una cofradía que se estrenaba por primera vez. «Es el inicio de una hermandad que recuperamos con mucha ilusión después de muchos años», narraba emocionado el bracero Manuel Rodríguez Fernández mientras se colocaba el fajín típico asturiano y antes de echarse al hombro el anda con el que sujetan al Cristo. A la imagen del Yacente le seguían de luto una veintena de damas de mantilla y finalmente la Virgen de la Dolorosa cerraba el paso junto al cura Juan José Blanco. «Estoy muy nervioso porque es la primera imagen que sale, pero es precioso las ganas que se ve, no me lo imaginaba así», afirmaba el párroco de la villa minutos antes de la salida.
Tampoco falto folclore en las partitura musicales que se tocaron, «El himno de España a la salida y entrada de la basílica, fue uno de los momentos más emocionantes», asegura Manuel Verdasco, clarinetista de la banda municipal que recuerda haberse puesto un poco nervioso también antes de salir a tocar «tenía miedo de chocarme con el compañero de delante al girar en las curvas», explicaba aliviado Manuel una vez que terminó el Santo Entierro, pasadas las diez de la noche. Una procesión que cerró con un momento muy emotivo con el párroco cantando una oración en la escalinata de la Basílica ante el silencio de todos los presentes.