Detienen a dos furtivos con 20 kilos de oricios y percebes en el Cabo Busto

El vigilante de la Cofradía de Luarca dio el viernes a las dos de la tarde la voz de alarma a las autoridades por la presencia de dos furtivos en la zona del Cabo Busto, en Valdés. Esperó a que subiesen de entre las piedras para retenerlos hasta la llegada del guardapesca marítimo del municipio y efectivos del Seprona de la Comandancia de Oviedo, según confirma la Guardia Civil.

El Instituto Armado se incautó de 17'6 kilogramos de oricios, una especie vedada en Asturias desde septiembre de 2016 para fomentar su recuperación, y medio kilo de percebes.

Los detenidos se enfrentan a una sanción administrativa cuyas multas pueden oscilar entrelos 601 y 6.000 euros, además de la retirada e inhabilitación para obtener la licencia de pesca por un plazo de un año, como establece la ley para infracciones de carácter grave.

Desde la Cofradía de Pescadores luarquesa aseguran estar sorprendidos del horario y las fechas en las que fueron encontrados los furtivos. Normalmente, actúan en momentos en los que saben que no van a coincidir con profesionales autorizados. Sin embargo, el viernes al mediodía en el puerto y la costa de Luarca se faenaba en un día laboral más. «Ya ni se ocultan. Es incomprensible. Deben de pensar que nadie vigila o que pueden hacer lo que quieran», lamentan.

La Federación de Cofradías de Pescadores del Principado lleva tiempo reclamando mayor vigilancia contra el furtivismo y un aumento de las penas para los responsables como castigo, pero también como medida disuasoria. Preocupa especialmente la captura ilegal del percebe, sobre todo en las cofradías que cuentan con plan de explotación como la luarquesa, donde se permite un número máximo de 40 mariscadores de este crustáceo durante la campaña vigente.

El presidente de la Federación, Adolfo García, recordaba hace unas semanas al director general de Pesca Marítima, Francisco González, que la pesca ilegal no solo afecta en el plano económico, también en el ecológico por el importante daño que provocan en el mantenimiento de las especies.

Próximamente, desde las cofradías, harán públicas las medidas que han pensado para acabar con esta actividad que esquilma las aguas asturianas. No descarta la Federación presentarse como acusación particular en los procesos judiciales para reclamar, incluso, la persecución penal de esta práctica.