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Mario Feo sostiene las orejas del cerdo robado. B. G. H.
«Se llevaron el cerdo y dejaron colgadas las orejas en la cuadra»

«Se llevaron el cerdo y dejaron colgadas las orejas en la cuadra»

El miedo se apodera del concejo. En Vega de Muñalén, además del puerco, decapitaron y robaron una gallina y, en Zardaín, mil euros

BELÉN G. HIDALGO

VEGA DE MUÑALÉN (TINEO).

Viernes, 22 de diciembre 2017, 00:28

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El miedo se está apoderando de los vecinos del Cuarto de los Valles, la comarca noroccidental de Tineo. Hace apenas unas semanas, Anita Eloína García era víctima de un robo en su propia casa, en Zardaín, cuando dos supuestos técnicos de electricidad la intimidaron para que les entregase mil euros por el cambio de un contador. No tardaría mucho tiempo en perpetrarse dos robos macabros cerca de este pueblo, próximo a Navelgas. Los ladrones se llevaron un cerdo, al que le cortaron las orejas, y una gallina que decapitaron. Sucedía en Vega de Muñalén, en la madrugada del pasado jueves.

«Lo que más nos asombra es que nos hayan dejado las orejas del cerdo colgadas con una cuerda en un poste de la cuadra», apunta Mario Feo, el dueño del animal, que denunció los hechos ante la Guardia Civil. La pocilga se encuentra junto a la vivienda. Aún desconcertado, no entiende la calma con que debieron actuar los ladrones. «Tuvieron que sedar al animal, no escuchamos nada. Debían ser varios, porque para sacarlo, cargarlo, cortar las orejas...», dice.

A apenas unos metros vive Pilar López, de 88 años, a la que robaron una gallina. «Me encontré la cabeza en el gallinero el viernes por la mañana», cuenta desde su casa, donde recibió la semana pasada una visita sospechosa. «No me gustó el rapaz. Le atendí desde la ventana. Vino a la puerta y preguntó por mi marido, que tenía que arreglar unos papeles. Llevo 40 años viuda», recuerda.

Los vecinos demandan más vigilancia y denuncian que, pese a que el cuartel de la Guardia Civil de Navelgas sigue abierto, cada vez cuenta con menos efectivos. «No es lo que se llevan, es la inseguridad. Aquí nunca se cerraba con llave», lamenta Mario Feo.

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