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t El técnico Pedro González visita los recursos de Moal con Ovidio Castelao y Toño Rodríguez. B. G.
Moal, a la conquista de su soberanía energética

Moal, a la conquista de su soberanía energética

El pueblo cangués prevé generar la energía que consume. Estudia cómo activar una caldera vecinal aprovechando sus bosques y quiere producir electricidad a base del sol y el agua del valle

BELÉN G. HIDALGO

Domingo, 20 de diciembre 2020, 02:33

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El pueblo cangués de Moal aspira a conseguir su soberanía energética. O lo que es lo mismo: que cada vez que un vecino encienda la luz de su casa o ponga en marcha la calefacción, consuma energía procedente de sus propios recursos. Esta autosuficiencia forma parte de un reto más amplio en el que se implicó el pueblo, bajo la batuta del Comisionado para el Reto Demográfico, Jaime Izquierdo, con la idea de desarrollar el modelo de aldea del siglo XXI. Una capaz de reactivar todas las potencialidades del territorio para recuperar la actividad en pueblos que, como Moal, se resisten al letargo.

Ese reto se estructura en torno a tres ejes de actuación, en los que los vecinos ya han ido conquistando algunas metas. «Hemos dado los primeros pasos con la creación de la cooperativa que pretende desarrollar el sistema agroecológico local. Ahora iniciamos la segunda parte, que será el sistema energético al que se sumará una pata más, que son las telecomunicaciones», aclara el alcalde de barrio y miembro de la cooperativa Puerta de Muniellos, Toño Rodríguez.

En ello están. Sin ir más lejos, esta semana recibieron la visita de Pedro González, técnico de la Fundación Asturiana de la Energía, FAEN, que será la encargada de abordar las cuestiones técnicas de esta fase. Su misión será ayudar a esbozar el plan energético de Moal en dos niveles, el térmico y el eléctrico.

La biomasa autóctona parece llamada a desempeñar un papel prioritario en la autonomía térmica del pueblo, que «aprovecharía el desarrollo forestal que se prevé en el sistema agroecológico. Se harán cortas y clareos en los montes», indica González. De hecho, ya se está trabajando en la cartografía del terreno para tratar de sacar el máximo partido al bosque de Moal. En sus montes se estudia un desarrollo de la actividad forestal sostenible, que se pueda complementar con proyectos silvopastorales que ayuden a combatir los incendios forestales de la mano de una ganadería extensiva. Todo ello sin dejar de lado al turismo comprometido con un entorno natural protegido.

Calefacción común

Aún resta un largo camino hasta llegar a la ansiada 'calefacción vecinal'. El proyecto se encuentra en una fase temprana y sus integrantes estudian cómo hacerlo realidad. «A día de hoy, lo más lógico sería plantear una caldera de astillas, pero se irá definiendo su viabilidad, la disponibilidad de recursos, la normativa ambiental...», añade el técnico de FAEN, tras indicar que para determinar todas esas cuestiones se contará con el apoyo de la dirección general de Infraestructuras Rurales y Montes, la de Medio Natural y Planificación Rural y la de Minería y Energía.

El sol y el agua serán las otras dos bazas que jugará Moal para conseguir la autosuficiencia eléctrica. Se estudiará la capacidad de una instalación para autoconsumo que utilice fuentes renovables como la solar fotovoltaica o la hidroeléctrica. O incluso un sistema que combine ambas.

«La más prometedora es la hidráulica porque podría estar en funcionamiento más horas al año», apunta González. Una idea que respalda Ovidio Castelao, miembro de la cooperativa, que recuerda que «en la entrada de Muniellos ya hubo una pequeña central hidráulica para las empresas madereras que se asentaron allí. Se ven aún las canalizaciones». Por el momento, habría que valorar los saltos y los caudales del río, que determinarán la tecnología a utilizar y las exigencias de transporte. En el caso de apostar por la opción fotovoltaica la mirada se dirigiría a una ladera orientada al sur y con una línea eléctrica relativamente cercana al núcleo.

Dueños de sus vatios

La cooperativa vecinal gestionaría esa energía generada que, en principio, estaría abierta a todo el pueblo. Pero todo dependerá de la capacidad de suministro, así como las limitaciones tanto técnicas como normativas de cada una de las opciones que se están valorando. Sin obviar las características del propio pueblo, cuyos edificios se extienden a lo largo de un kilómetro, aunque la mayor parte de las viviendas se concentran en el centro del núcleo. En total, a diario, la red debería abastecer una una treintena de inmuebles. «Son las viviendas actuales, pero estas iniciativas atraen población», asegura Rodríguez.

Más adelante llegará la hora de echar cuentas, de determinar cuánto cuesta y qué beneficios reportaría, así como las opciones para financiar estos proyectos. «Se podría acudir a fondos que financien parte de estas inversiones, como aquellos destinados a la transición energética o la lucha contra el despoblamiento», señala González. No en vano, Cangas del Narcea se halla inmerso en pleno proceso de descarbonización y esta iniciativa permitiría reinventarse apostando por energías renovables que lograrán, al mismo tiempo, dinamizar y diversificar la zona rural.

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