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América García, acompañada de sus familiares, en la residencia de Cudillero, donde le hicieron una fiesta. FOTOS: D. S. FUENTE

«No perder la sonrisa es el secreto para llegar bien a los cien años»

América García Acevedo celebra un siglo de vida junto a sus compañeros de la residencia de Cudillero y varios de sus familiares

DAVID SUÁREZ FUENTE

CUDILLERO.

Sábado, 24 de noviembre 2018, 00:44

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«Nunca estar enfadada ni perder la sonrisa». Ése es el secreto para llegar a los cien años, según la valdesana América García Acevedo, que ayer cumplió un siglo. Lo hizo en la residencia de mayores de Cudillero, acompañada de sus familiares, de veinticinco residentes y las trabajadoras del centro.

En su fiesta para celebrar una fecha tan destacada hubo baile, así como varios regalos, entre ellos un ramo de flores y una placa de Establecimientos Residenciales para Ancianos (ERA). Fue un día muy especial en la residencia, ya que desde su apertura en abril de 2015, «es la primera vez que celebramos un centenario», dijo su directora, Yobana Triguero.

Un broche, flores y tarta

Empleada de hogar y cocinera, trabajó también en el campo. «No quedaba otra»

Natural de Quintana (Valdés), se casó en Valdredo, en Cudillero, donde trabajó en el campo y sacó adelante a sus tres hijos: Onésimo, Esteban y María Jesús Peláez. Fue una mujer adelantada a su tiempo al trabajar fuera de casa, algo que, según recordó, no estaba bien visto, en aquella época, pero «no quedaba otro remedio». Fue empleada del hogar, cocinera y trabajó en las labores del campo y del hogar. También le gusta viajar y recuerda sus estancias en Portugal con cierta nostalgia.

Su sonrisa casi permanente se acentúa al ver a sus cuatro nietos: Beatriz, Rocío, Sandra y Johnatan Peláez, así como a sus tres biznietos, Alejandra Peláez, Lucas Arango y Diego Martínez. Estos dos últimos la visitaban ayer en el centro, junto a varios familiares. Fue un día feliz, en el que la suerte también le sonrió, ya que le tocó «un collar en el superbingo», dijo relatando que, entre otros presentes, había recibido un broche, unos bombones y varios ramos de flores. Sopló las velas y convidó a sus compañeros de la residencia a una tarta de hojaldre y a chocolate caliente.

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