La Regalina sale al prau con chubasquero

Aunque la lluvia terminó de dotar de asturianía a la jornada, no consiguió estropear la fiesta a los romeros que se congregaban en la zona y que tuvieron que salir a bailar con chubasqueros sobre los trajes del país. Y lo mismo le sucedió a la Virgen, que salió en procesión protegiendo su manto con un impermeable.

Pese a que el agua no dio tregua, se instalaron en las zonas aledañas a la ermita numerosos romeros y dispusieron allí sus carpas para disfrutar como antaño de una comida al aire libre con la sidra como protagonista entre amigos y familia.

En el prau se fueron congregando a lo largo de la mañana vecinos y curiosos que llegaban atraídos por el ambiente festivo y que querían ver llegar el desfile.

Era el caso de Daniel Bárcena, de Gijón, quien se animó a ir por primera vez a la romería acompañado de su familia. «Nos animamos a venir por la fama que tiene la fiesta y, además, queríamos conocer la ermita», apuntó.

La mayoría de los asistentes, sin embargo, eran vecinos de la zona que llevan acudiendo a esta folixa desde su infancia. Era el caso de José Albino González. «Yo soy de Barcia y llevo viniendo muchos años. Me encanta esta fiesta. Es muy tradicional, conserva la esencia asturiana, mantiene las costumbres como venir a la romería con el traje regional, la subasta de alfiladas y las danzas típicas que me parece que se están perdiendo», explicó.

Las familias ocupaban el campo de la Garita. Todos los miembros iban vestidos para la ocasión, sin importar su edad, y eso lo valoraron mucho los vecinos de Cadavedo. «Ahora se van perdiendo las fiestas de prau de este tipo y nuestra labor es inculcárselo a los niños. Por eso los traemos y les ponemos los trajes», contaba Alberto Lastra.

La romería comenzó a las 11 horas con el tradicional desfile que recorre las calles del pueblo, bueyes incluidos, hasta llegar al campo de la Garita, donde se ubica la ermita, pasado el mediodía.

Al desfile no le faltó detalle: a los animales de tiro, se unieron carrozas repletas de hortensias y gaitas y tambores que iban marcando el ritmo del desfile por las calles de la localidad. Y, en cuanto al pregón, corrió a cargo de Xosé Manuel Fernández Pérez, quien lo dio en forma de romance y en asturiano.

Comenzó recordando que se cumplían 88 años de la primera vez que se celebró esta fiesta, fundada e impulsada por el Padre Galo, quien siempre contó con el apoyo de los vecinos de Cadavedo. Y aseguró que, por ese mismo motivo, deben inculcar a sus hijos esa simiente asturiana con el mismo orgullo con el que lo hicieron quienes los precedieron.

Además, presumió de la Virgen y destacó que este año contaron con pandereteres para animar la folixa. Y alabó la labor de los vecinos para mantener esta fiesta, una herencia que deben dejar a las futuras generaciones.

Continuó el romance contándole a la Virgen las novedades de este año. No se olvidó de hablar del AVE, de la escasez de vuelos o de la falta de empleo en la región. Pero, pese a las reivindicaciones, no perdió el sentido del humor acordándose de la boda de Belén Esteban o de Isabel Pantoja, e hizo reír a los allí presentes.

Después, sonó el himno de Asturias, que tocó el corazón de muchos de los asistentes y a algunos los ojos se les llenaron de lágrimas. Y es que para Cadavedo esta es una cita muy especial por la que esperan durante todo un año y no pueden evitar sentir la emoción que supone ver la belleza de su pueblo, de su ermita y de su Virgen, contemplada por centenares de personas. Así que todas las conversaciones de los visitantes hacían alusión a la espectacularidad de las playas y de la tradición y, cuando lo escuchaban los vecinos de la zona no podían evitar sentirse, aunque solo fuera un poco, orgullosos de todos esos halagos.

Las actividades prosiguieron con la entrega del Premio de Poesía Fernán Corona, otorgado a Laura Marcos, de Mieres, quien recordó que, «sin gente y sin cultura, los pueblos no son más que lugares».

Tras este galardón, el pueblo unió sus manos para bailar juntos la danza prima y, finalmente, llegó el momento más esperado: sacar en procesión a La Regalina, aunque tocó ponerle el impermeable para que no se empapara. Una pena teniendo en cuenta el mimo con el que la habían estado engalanando antes de la procesión.

«Tiene dos mantos preciosos y cada año le ponemos uno distinto para la fiesta. Durante el año, se los vamos intercalando», explicó la responsable de la ermita mientras presumía de su Virgen.

Con La Regalina ya a cubierto, llegó el turno de bailar el corri corri, que, aunque estuvo pasado por agua, no fue impedimento para que los asistentes disfrutaran y mantuvieron sus inagotables ganas de folixa. Y, a continuación, se celebró la misa y prosiguieron los bailes populares con la mar como impresionante telón de fondo.

Por la tarde, se reanudaron las actividades a las 18.30 horas con la romería amenizada por Andén 31 y la rifa de las alfiladas. Como dijo el romero, «a quien le toque, le toca un año de buena suerte, que lo tenga en cuenta». Y ya por la noche llegó la hora de disfrutar de la verbena. Pero es que hoy y mañana continúan las celebraciones.

Esta noche, a las 21 horas, se hará una cena en la calle a la que seguirá una fiesta amenizada por Havana Eventos. Y mañana concluirán los festejos a partir de las 17 horas con partidos de fútbol que enfrentarán a solteros contra casados y solteras contra casadas. A las 22.30, se hará el reparto del bollo en la iglesia de Cadavedo y todo concluirá de madrugada con orquesta y dj.