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Los Tritones alzan al cielo sus tridentes para calentar el ambiente festivo :: JOAQUÍN PAÑEDA
¡Que vivan les Piragües!

¡Que vivan les Piragües!

La fiesta mayúscula se sirvió antes, durante y después de la prueba, que abarrotó de juerga Arriondas y Ribadesella

ANDREA INGUANZO

Domingo, 10 de agosto 2014, 01:02

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De que no hay fiesta más asturiana, ni más parraguesa, ni más riosellana dieron cuenta ayer en torno al río miles y miles de selleros que, cumpliendo con la tradición, tomaron parte en el desfile previo a la prueba deportiva por excelencia de esta comarca, que se celebra en Arriondas. Pasaban unos minutos de las once de la mañana cuando cinco de los reyes de Asturias abrían la comitiva a través de la calle principal de la capital parraguesa. Pelayo, Favila, Mauregato, Ordoño I y Aurelio pasearon sus coronas ante los entregados piragüeros, muy agradecidos de que este año hubiese crecido la familia real. «Hay un entusiasmo enorme y por primera vez desde hace muchos años hemos conseguido representar a cinco de los doce reyes asturianos que por tradición deberían estar en el desfile», explicaron.

Junto a ellos todo el mundo quería fotografiarse, junto a ellos y junto al verdadero rey del las Piraguas, por enésimo año, Miguel Ángel Revilla. Al grito de «que bote Revilla», «presidente, presidente» o «illa, illa, illa, Revilla maravilla», la práctica totalidad del público celebró una nueva visita del expresidente de Cantabria. Él, besó la bandera de Asturias, botó una y mil veces e incluso trató de que el dispositivo de seguridad no fuese tan duro con sus seguidores. «A mí lo que me gusta es ser parte de esta gran fiesta», confesó.

Por delante de él, subido en la tribuna de autoridades, peregrinaron grupos folclóricos como la Banda de Gaitas Villa de Avilés, el Grupo Covadonga de Gijón y la célebre Fanfarria corverana. Los habituales coincidían en que la afluencia era menor que otros años, la lluvia de la mañana apagó los ánimos de muchos pero los que estaban «somos los más selleros». Y es que este año, un movimiento revolucionario que ya había comenzado en la edición anterior, reinó en ésta capital del Descenso. Los grupos 'Entaína', de Ribadesella, y 'Selleros', de Arriondas, congregaron en el tradicional desfile a más de 750 personas. Unos, los primeros y también por delante en la comitiva, vestían chalecos, collares y pañuelos rojos. Los riosellanos se acompañaron de música de gaita, tambor y yembé y el recorrido lo hicieron animados, pero no tanto como sus compañeros. El grupo parragués no dejó hueco a la imaginación. Cabezudos, dragones, palistas con piragua y, entre otras cosas, una gran pancarta en la que se podía leer «¡Que vivan les Piragües!» se lucieron con gran ritmo, alegría y espíritu selleros. De rodillas ante las autoridades, entonaron al unísono un 'Asturias patria querida' que emocionó a propios y a extraños. Pero ellos no fueron los únicos.

Desde Cangas de Onís y capitaneando un año más al grupo de Los Botijos destellaba con un sostén de brillantes el gran Fifu, esta vez con un disfraz ambiguo. «Yo venía de Mario Vaquerizo pero ahora me confunden con Alaska, así que paso por los dos», bromeó. Metros antes marcaban presencia con sus cánticos fanfarrones y sus afilados tridentes los Tritones de Piloña. Más de un centenar llegaron en el tren fluvial, este año celebrando su 60º aniversario, explicando una vez más que con ellos en el Sella «llega la folixa». Con un crespón negro recordaba al último de los fundadores de esta fiesta sellera, que fallecía este mismo año.

Para los novatos, el desfile, «derrochó alegría y buen ambiente», para los habituales, a pesar del esfuerzo de los grupo de selleros, «perdió una buena parte de su esplendor». Titu Manzano, ex miembro del Comité Organizador del Descenso del Sella, vivía la jornada con entusiasmo. «En Arriondas se concienció todo el mundo, creo que se están recuperando las raíces y se está consiguiendo un ambiente que no había desde hace años», analizó. Chalecos, monteras piconas y banderas asturianas, el único que faltó en este desfile fue el presidente del Principado, Javier Fernández, que un año más decidió que su puesto era en la orilla del río y lejos de los selleros.

Una vez finalizado, agolpados todos los presentes, miles y miles de personas, sobre el puente Emilio Llamedo Olivares, instantes antes de pronunciar los versos de Dionisio de la Huerta, a José Alberto Álvarez, vicepresidente del Comité Paralímpico Español, le faltaban las palabras. «Siento una gran emoción y respeto por que el Codis haya confiado en mí y juntos podamos darle difusión a otra gran prueba en estas mismas aguas, el Sella Adaptado», declaró el pregonero. Con los vivas y el himno asturiano, himno de las Piraguas, se cerraba una nueva edición de la parte más festiva de este gran evento, para que comenzasen a lucirse los verdaderos protagonistas, los piragüistas del Descenso. ¡Y que vivan les Piragües!

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