El primer Patrimonio Mundial del Oriente

Desde que el Partido Popular plantease este otoño la necesidad de que el Parque Nacional de los Picos de Europa se distinguido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y su propuesta contase con el respaldo unánime de la Junta, en la comarca oriental ha comenzado a plantearse la verdadera valía de un reconocimiento como este. Son cuatro los recursos que gozan de este galardón en la zona y todos son cuevas prehistóricas. La Covaciella, Llonín, el Pindal y Tito Bustillo, fueron reconocidas como Patrimonio Mundial en julio de 2008.Entrar a formar parte del catálogo de bienes protegidos con esta indicación no parece mayor mérito que haber entrado a formar parte del G-20 o de algún reputado club de campo, que no es moco de pavo y de ello se puede presumir, y mucho. Pero ¿qué más aporta?. Ante la necesidad o no de que el área protegida que comparten Asturias, Cantabria y Castilla y León se equipare a los parques nacionales de Garajonai, Doñana o el Teide, cabe plantear dos cuestiones. Por un lado, la complejidad y lentitud de un proceso de concesión que puede llegar a ser eterno y, por otro, los beneficios que una vez terminado puede acarrear un espacio que ya es parque nacional, con todo lo que ello supone, y que además en 2003 se destacó también como un espacio Reserva de la Biosfera.

En la 32ª Conferencia Internacional de la UNESCO y del Comité del Patrimonio Mundial, celebrada en Quebec (Canadá) en julio de 2008, se aprobó inscribir en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad a catorce cuevas de arte rupestre paleolítico del Norte de España, entre ellas cinco asturianas: Tito Bustillo (Ribadesella), La Peña (Candamo), Llonín (Peñamellera Alta), Covaciella (Cabrales) y El Pindal (Ribadedeva). De éstas, cuatro están en la comarca y a día de hoy, y también hace décadas, están consideradas como unos de los yacimientos de arte rupestre más relevantes a nivel mundial.

En 2008 sus nombres se repitieron a lo largo y ancho del mundo. Su fama y nivel de importancia se dispararon como la espuma pero, lo cierto es que a día de hoy este indicador no ha conseguido relanzar estos espacios de la forma que los municipios que las albergan habían imaginado.

Y sino que se lo pregunten a la alcaldesa de Peñamellera Alta, Rosa Domínguez de Posada, que desde 2008 lleva luchando sin éxito para que la cueva de Llonín se abra al público. Su declaración como Patrimonio de la Humanidad sirvió para que se llevase a cabo «la redacción de un proyecto de 50.000 euros para la rehabilitación de las escuelas, donde se iba a emplazar una réplica y otro para equipar este espacio como centro museístico». Hoy en día ese proyecto «se quedó en un cajón» y los cambios en el concejo han sido mínimos. «Sólo nos colocaron un banderín en la entrada que, a día de hoy, yo creo que ya tuvimos que retirar por su mal estado», recuerda la regidora de Foro Asturias.

La cueva de Llonín se encuentra ubicada en la margen izquierda del río Cares y en ella se distinguen hasta tres espacios diferentes, cada uno de ellos en un nivel, el vestíbulo, la galería y la gran sala. Conocida desde la antigüedad como 'la cueva del quesu', pues allí maduraban los monjes locales sus elaboraciones lácteas, no fue hasta principios de la década de los 70 cuando comenzó a adquirir relevancia histórica. Esta oquedad alberga un gran repertorio de pinturas y grabados, alzándose como una de las cuevas asturianas con mayor número de representaciones en su haber. Son un total de seis los paneles localizados en su interior, entre los que aparecen representados ciervos, caballos, bisontes, cabras y hasta un oso, pintado en negro, que es único en la región.

Teniendo en cuenta la situación que vive este icono, Rosa Domínguez de Posada opina que la reciente petición del Partido Popular para tratar de conseguir este mismo título, el de Patrimonio de la Humanidad, para el Parque Nacional de los Picos de Europa, «si va a servir para conseguir más protección y más inconvenientes para la vida en el medio rural, en poco nos va a beneficiar a los concejos que están dentro y, por lo tanto, a los vecinos de este espacio».

La Covaciella

La cueva de la Covaciella se encuentra a pie de carretera AS-114. Fue de hecho por las obras de la misma por las que casi se pierde su arte para siempre, aunque finalmente también permitió que se descubriera. Los bisontes de esta caverna son también parte importante dentro del paquete de cuevas Patrimonio Mundial, pero estos se mantienen alejados del público porque su deterioro es un riesgo que nadie quiere correr, al menos, por el momento. Su billete de acceso al club de los bienes exclusivos de la humanidad no ha tenido gran relevancia en el municipio de Cabrales, donde se encuentra localizada. Así lo afirma su actual alcalde, el forista Carlos Puente, que asegura que «aunque la cueva se conoce, necesitamos promocionarla y señalizarla más y mejor».

No cree el regidor que esta distinción haya servido de mucho durante estos años. «Gente no notamos que haya atraído más y, por ejemplo, tampoco se ha avanzado en estudios e investigación de este importante yacimiento», confiesa. Lo que sí es cierto es que, desde que el pasado año lograra ponerse en marcha la Casa Bárcena, que alberga en su interior una fiel réplica de las pinturas de la Covaciella, el concejo ha ganado un atractivo. «Para ser sincero diría que no había una demanda real de este equipamiento pero, ahora que está funcionando, gusta mucho a la gente. Se hace un poco pequeño el espacio de la réplica pero tanto la reproducción como la visita virtual que la acompaña, hacen justicia a la verdadera cueva», destaca el alcalde cabraliego.

Asume el regidor que posibilidades de abrirla «no hay ninguna». «Según están ahora las cosas es inviable aunque, además, también hay que tener en cuenta que el acceso no es muy bueno y habría que invertir para acondicionarlo». Otros proyectos son prioritarios en relación a la Covaciella y todos pasan por su promoción y señalización. «Tenemos pendiente señalizar como es debido la cueva allí, en su ubicación, indicando claramente que es Patrimonio de la Humanidad, porque ahora es algo en lo que fallamos», asume Puente. En el campo de la promoción y el turismo, el alcalde cabraliego apuesta por «una ruta compartida de todas las cuevas de la comarca» aunque reconoce que «habrá que esperar a que pasen las elecciones para empezar a trabajar en ello».

Tito Bustillo

Por su parte el Ayuntamiento de Ribadesella desconoce por completo la evolución de la cueva de Tito Bustillo desde su reconocimiento como parte del Patrimonio de la Humanidad. Un esquema de galerías colaterales y divertículos es lo que forma este yacimiento, que está considerado como uno de los más relevantes del arte prehistórico a nivel internacional. Su importancia se trató de potenciar hace unos años con la construcción del Centro de Arte Rupestre, aunque para los riosellanos el este equipamiento no logró superar las expectativas y las necesidades de esta importante cavidad.

De hecho, ni a pesar de ser uno de los importantes bienes patrimoniales del mundo, el Estado ha contemplado su señalización en la autovía del Cantábrico, como sí ha hecho con otros recursos similares. La alcaldesa riosellana, Charo Fernández Román, lamenta no poder valorar fielmente si la declaración sirvió para incrementar la fama de Tito Bustillo «porque el Principado tiene la gestión y se empeña en apartar al Ayuntamiento de cualquier cuestión relacionada con la cueva».

«Los turistas que pasan por la Oficina Municipal de Turismo sí preguntan y se interesan. Los que no la conocían se llevan una gran sorpresa al encontrar un yacimiento tan importante en un concejo como el nuestro pero, indudablemente, es un recurso que no está promocionado como requiere su nivel de relevancia», analiza la regidora. La gestión que se está llevando a cabo por parte del Gobierno del Principado en estos recursos culturales dista mucho de la opinión de Fernández Román, que apuesta porque «permitan que el Ayuntamiento y los vecinos decidamos, opinemos y cuidamos de nuestro propio patrimonio».

El Pindal

Como contrapunto a esta idea plantea su visión el alcalde de Ribadedeva, Jesús Bordás. Lejos de lo que valoran en el resto de concejos, cree que la distinción como Patrimonio de la Humanidad «nos permite vender la cueva del Pindal de una forma de la que no podríamos hacerlo si no hubiera obtenido esta distinción». Para el regidor socialista, juegan con ventaja «las cavernas que están abiertas al público». «Se pueden admirar de cerca y son Patrimonio Mundial, al final notas como aumentan las visitas y, por tanto, los beneficios para el concejo», defiende.

Bajo su criterio este reconocimiento «ha sido muy positivo, en todos los sentidos», aunque reconoce que sería interesante «una mayor investigación y un estudio más profundo». Entiende, por ejemplo, que la señalización del Pindal en la autovía del Cantábrico que se acaba de aprobar, no hubiese sido posible «sin no fuese la cueva Patrimonio de la Humanidad».

Ante la propuesta de impulsar por una ruta conjunta del arte rupestre en la comarca, Bordás afirma que «trabajar todos juntos es mucho mejor». «Esto no significa que haya que tener un centro de interpretación en cada pueblo, esa es una política errónea, a mi parecer», señala. En su apuesta por el arte rupestre también insiste en que «hay que abrir más cuevas». «El hecho de que las tengamos tiene que servir para disfrutarlas y aprovecharlas, aunque después se escuche a los expertos y nos aporten razones de peso para mantenerlas fuera del público».

En abril de 1908 se produjo el descubrimiento científico de esta caverna, que cien años después se convertía en Patrimonio Mundial. Se trata de una larga galería donde se distinguen dos claros sectores, uno más amplio donde se aloja el patrimonio artístico y otro que termina en un fondo de saco. Además de las representaciones en grabados y pinturas, el Pindal cuenta con una colección de diversos tipos de signos.