La Protectora de Animales solicita ayuda para acondicionar las nuevas instalaciones

La Asociación Protectora de Animales del Oriente de Asturias volvió ayer a congregar a un nutrido grupo de simpatizantes y defensores de los animales en su romería anual que, como viene siendo habitual, se desarrolló en el entorno del Santuario de La Cueva. Pese a que la lluvia hizo algún tímido intento de aparecer, en ningún momento logró eclipsar la fuerza que los miembros de la protectora comarcal, y de otros colectivos invitados, ponen a la hora de hablar con pasión de sus principios y lucha constante por la dignidad animal y humana.

Como muestra de las situaciones duras y dramáticas a las que se enfrentan los miembros de estos colectivos, ayer se presentó el caso de Fénix, un bodeguero, que había logrado la adopción por parte de una gijonesa, tras soportar que algunos desalmados lo torturasen y tratasen de matar disparándole siete veces. Afortunadamente la mascota logró sobrevivir y ayer era uno de los animales presentes en el campo de La Cueva. De hecho ya está en marcha una campaña para recoger los fondos que permitan llevar ante la justicia a los causantes de semejante atrocidad.

El programa festivo incluyó diferentes actividades como la venta de artesanía y rastrillo de segunda mano y productos caseros, música, juegos infantiles y por supuesto, distintos concursos que premiaban las habilidades de las mascotas o su belleza.

Durante la celebración, los responsables del colectivo hicieron una presentación con los distintos perros que actualmente se encuentran buscando algún adoptante que pueda ofrecerles un hogar. Muchos de los animales que han sido recogidos por el colectivo en los últimos meses son trasladados a las limitadas instalaciones de la perrera local o a hogares temporales de acogida, a la espera de que aparezca algún benefactor.

Pese al gran trabajo que realiza esta protectora, en la que ningún animal es sacrificado, las instalaciones municipales que acogen a los perros no cubren ni de lejos las necesidades. Hay en espera en estos momentos casi una treintena de perros. Afortunadamente, en los últimos meses se ha logrado la cesión de unos terrenos por parte del Ayuntamiento, de 4.000 metros cuadrados de superficie, donde ya se ha comenzado a trabajar para adecuarlos y habilitar las instalaciones.

Lo más urgente ahora es la colocación de las vallas del perímetro, por lo que ayer se presentó una campaña, abierta a todos aquellos interesados en donar su coste. Cada una de ellas supone 36 euros de gasto. Aquellos que colaboren, podrán poner su nombre, o el de su mascota, en ellas.

El presidente del colectivo, Pedro Valle, quiso destacar la colaboración que se está obteniendo del Ayuntamiento piloñés, puesto que pese a las dificultades económicas, «nos están ayudando con la maquinaria, materiales y mano de obra, permitiéndonos que, poco a poco, la futura perrera vaya siendo una realidad». Precisamente en la jornada de ayer también se aprovechó para presentar una maqueta de la futura instalación, donde se recogen las diferentes secciones de las que constará.

Los miembros de los colectivos animalistas no dejaron pasar la oportunidad de pronunciarse sobre uno de los temas más polémicos de las últimas semanas en Asturias, entorno al proyecto de construcción de una macroperrera en la zona central. Desde la asociación protectora oriental se rechazó frontalmente esta propuesta, «porque no tiene ningún sentido, es inviable», asegurando que el modelo a seguir debe ser el piloñés, con una instalación de pequeñas dimensiones, donde los animales puedan ser atendidos con dignidad.