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En la imagen tomada este año se puede apreciar una gran masa de plantas acuáticas en el Enol.
Las aguas del Enol pierden claridad

Las aguas del Enol pierden claridad

La cada vez mayor presencia de nutrientes en el lago hace que tenga menos oxígeno y que aumente la presencia de plantas acuáticas

TERRY BASTERRA

Sábado, 17 de diciembre 2016, 00:41

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El lago Enol está cambiando. Así lo constata una investigación llevada a cabo por expertos del Instituto Geológico Minero de España (IGME) en tres acumulaciones de agua de otros tantos parques nacionales del país, situadas todas ellas en la alta montaña. Los investigadores del IGME, en el caso del Enol, estuvieron en julio de 2013 recogiendo por primera vez muestras del agua, los sedimentos y las comunidades biológicas existentes en el lago. Esta acción la repitieron otras tres veces durante los meses siguientes y también la llevaron a cabo en el lago Marboré, en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y en el de La Caldera, en el de Sierra Nevada.

Las conclusiones de ese estudio han permitido constatar la incidencia que el cambio climático y la aportación de materia orgánica a causa de las lluvias y el deshielo está teniendo en el Enol. Los efectos existen y son notables, por lo que se recomienda tomar «medidas urgentes» para evitar que vayan a más.

Entre los aspectos que provocan estas dos variaciones hay dos constatables solo con la vista. Según explica el director de la vertiente asturiana del Parque Nacional de los Picos de Europa, Rodrigo Suárez Robledano, uno de ellos es que «el lago ha perdido un poco de su transparencia habitual». El otro es que las plantas acuáticas propias del Enol y denominadas Potamogeton han proliferado más de lo que era habitual.

La consecuencia de este aumento de la flora y de la mayor presencia de materia orgánica y de nutrientes es que las aguas del Enol cada vez tienen menos oxígeno. De hecho en las zonas más profundas situadas a 25 metros bajo la superficie ya no hay oxígeno y se teme que la situación vaya a más ya que tendría unas «gravísimas consecuencias», según figura en el informe anual del Parque Nacional.

Medidas previstas

Para evitar que se alteren las condiciones del Enol y que esto afecte a su biodiversidad existe la previsión de elaborar en 2017 «un plan de protección para el lago Enol», en colaboración entre el Parque Nacional y el IGME con el fin de «controlar el riesgo de eutrofización», que es el incremento de sustancias nutritivas en aguas dulces de lagos y embalses, que provoca un exceso de fitoplancton.

Según avanza Suárez Robledano, entre las medidas previstas para frenar esta tendencia están el restringir el acceso del ganado al lago o tratar de controlar el arrastre de materia orgánica que baja de la zona del Ercina. El director de la vertiente asturiana del Parque Nacional de los Picos de Europa es optimista respecto a que la situación se pueda revertir ya que considera que la advertencia del IGME ha llegado a tiempo para frenar esta tendencia.

Ranavirus

Estas medidas, y otras que determine el plan de protección que se lleve a cabo, permitirán asegurar la subsistencia de las especies de fauna que tienen en el Enol su hogar. Entre ellas están peces como el piscardo o la tenca, pero también el cangrejo de río autóctono. El pasado año se constato que este crustáceo de agua dulce ha colonizado de nuevo el que es posiblemente el lago más famoso de la región.

De lo que tampoco hay constancia este año es de que se hayan producido muertes debido al ranavirus, una afección de los anfibios que se había detectado años atrás en el lago Ercina. En su día algunos informes incluso proponían vallar esta acumulación de agua para frenar su expansión. Parece que especies como el sapo partero o el tritón, dos de las más vulnerables a esta enfermedad, se han adaptado a ella. O al menos no se han encontrado ejemplares muertos este año en el entorno del Ercina a causa de este virus que ataca a los anfibios.

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