Álex Piña

«Todo lo que se pagaba tenía sus correspondientes justificantes»

Los dos exdirectivos de La Parraguesa acusados de quedarse con 115.000 euros defienden que todos los movimientos están documentados y que entregaron las copias a la nueva directiva

Martes, 4 de febrero 2020, 14:05

El expresidente y el extesorero de la sociedad de cazadores La Parraguesa, José Manuel Narciandi y Francisco Antonio Laria, han negado este martes ante los jueces haberse quedado con dinero de la entidad durante los años que estuvieron al mando. Ambos han comparecido ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial acusados de haberse apropiado de más de 115.000 euros mediante una serie de pagarés, reintegros y transferencias sin justificar.

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Un extremo que ambos han negado, aseverando que todos los pagos que se llevaron a cabo entre 2006 y 2014 estaban justificados. Tanto Narciandi como Laria ha indicado que hasta finales de 2009 era una asesoría la que se hacía cargo de la contabilidad hasta que la relación de cortó por un problema con un contrato mal efectuado que derivó en una multa de la Seguridad Social. Fue a partir de entonces cuando Laria comenzó a hacerse cargo de estos menesteres con el apoyo de un conocido que trabaja en Hacienda. A preguntas del fiscal y los letrados de las diferentes partes, el extesorero ha afirmado que él mismo llevaba un registro digital, mediante un documento Excel, de toda la relación de daños, pagos, recibos, facturas, etc. «Todo lo que se pagaba tenía sus correspondientes justificantes y recibos», ha insistido, y ha indicado que las copias de los mismos se guardaban en la oficina.

En abril de 2014, tras la convocatoria de elecciones, Laria presentó su dimisión como tesorero de La Parraguesa y, según ha explicado, entregó toda la documentación, así como el documento de Excel y una copia del mismo que tenía en un lápiz de memoria a quien se iba a hacer cargo de la contabilidad. Ha aseverado, asimismo, que «nunca recibimos ninguna negativa por parte de la Consejería al pago de las ayudas para hacer frente a los daños por falta de documentación porque siempre se entregó todo». A preguntas de la defensa, ha indicado asimismo que no pensó en quedarse con una copia de esta documentación a su marcha porque no se imaginó todo lo que iba a pasar tras la llegada de la nueva directiva.

El expresidente de la sociedad cinegética, por su parte, ha apuntado que nunca recibió ninguna petición por parte de los socios para justificar o explicar alguno de los movimientos. Ha explicado asimismo que además del abono de daños que se solían hacer mediante pagarés «había personas que no querían el dinero, sino lo que habían perdido, así que íbamos y comprábamos gallinas, manzanos, plásticos para cubrir los silos o lo que hiciera falta y teníamos facturas y recibos de todo».

Según Narciandi, su relación con el actual presidente de La Parraguesa —Gabriel García Alonso— era mala desde que en 1998 les denunció a él, como guarda mayor, y al entonces presidente por «una suelta ilegal de conejos». «Me despidieron y me acusaron de robar documentación pero luego me tuvieron que readmitir», ha agregado. Y ha aseverado que fue a partir de la convocatoria de elecciones, en marzo de 2014, cuando «se empezó a agitar el gallinero», con diversas acusaciones hacia él y Laria por parte del entorno de la que ahora es la directiva de la sociedad de cazadores.

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Si bien durante la instrucción ni el expresidente ni el extesorero pudieron identificar a qué se debían una serie de pagarés y reintegros, ambos han asegurado que si pudieran disponer de la documentación y los apuntes que dejaron en la oficina de la sociedad a su marcha, podrían justificar «la gran mayoría sin problemas».

Tras un breve receso y debido al elevado volumen de testigos, los jueces han decidido llamar a declarar al actual presidente de La Parraguesa y continuar con el juicio en próximos días.

Durante su declaración, Gabriel García Alonso ha negado tener una mala relación con Narciandi y ha asegurado no haber recibido prácticamente ninguna documentación por parte de la anterior directiva. «Había unos archivadores de facturas y recibos prácticamente vacíos y otros llenos con los daños y los accidentes pendientes de pagar y de los que tuvimos que hacernos cargo nosotros», ha indicado.

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Ha explicado que él y sus compañeros de la nueva directiva fueron conscientes de la situación contable de la entidad cuando al ir a cambiar los titulares de las cuentas bancarias, en verano del 2014, se encontraron con que «había 7.000 euros, cuando a esas alturas debería haber por lo menos 90.000». Por ello convocaron una asamblea extraordinaria para aprobar una derrama de cien euros por socio para hacer frente al pago de salarios y demás gastos que quedaban por delante.

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