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L. RAMOS
COVADONGA.
Jueves, 8 de agosto 2019, 00:24
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Cuando ya se creían desterrados del entorno protegido, un nuevo atasco sorprendía esta vez a quienes ayer por la mañana se disponían a subir a los Lagos de Covadonga. En esta ocasión, sin embargo, nada tuvo que ver el colapso de los aparcamientos o la falta de personal, sino que fue un árbol que se desplomó sobre la carretera CO-4 el culpable de que esta permaneciese cortada durante más de una hora. Fue pasadas las diez y media cuando un joven roble se partía, cayendo parte de su tronco sobre los dos carriles de la citada vía, que une el Santuario de Covadonga con el enclave protegido.
El suceso obligó a suspender temporalmente el plan especial de transporte, pues ni taxis, ni autobuses ni ningún otro vehículo podía circular por el lugar, a unos quinientos metros de la rotonda de El Peregrino. Los primeros conductores que se toparon con el árbol dieron aviso para que el personal de Carreteras se acercase a retirarlo, pero ante la tardanza de los operarios y debido a la gran afluencia de personas que la zona suele registrar en una jornada soleada de verano como la de ayer, un taxista, Antonio Cuesta Miyares, decidió tomar cartas en el asunto. «Decidí ir a casa a por la motosierra y ponerme manos a la obra», indicaba poco después a la TPA. Ni corto ni perezoso, el hombre troceó en pocos minutos el tronco y las ramas que obstaculizaban el paso y, ayudado por otros conductores y personal del Plan de Lagos, despejó la vía poco antes del mediodía.
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