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L. RAMOS/J. LLACA
CANGAS DE ONÍS.
Domingo, 10 de diciembre 2017, 01:10
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La suerte vuelve a sonreír a Cangas de Onís. Si hace apenas una semana la propietaria de la Administración de Lotería número 2 de la ciudad canguesa, Eva Ordóñez, tenía la alegría de poder comunicar a unos vecinos de Cabrales que ellos habían sido los agraciados con el premio de 545.000 euros que dejó la Primitiva en Posada de Llanes -sellaron el boleto en la localidad llanisca pero fueron a comprobarlo a Cangas de Onís-, la sorpresa que recibía ayer al mediodía era aún mayor. «Me llamó un cliente para decirme que acababa de enterarse de que el primer premio de la Lotería Nacional había caído en Cangas. Lo comprobamos y resulta que vendimos veinte décimos con el número 50906, es decir, repartimos dos millones de euros», relataba, radiante de alegría, la propietaria de la administración.
No es la primera vez, agregaba, que en el despacho se reparten jugosos premios. «De hecho, llevamos quince días estupendos, pues además de dar la buena noticia a los cabraliegos de la Primitiva, dimos un premio de 2.000 euros a los pocos días y otro de 1.800 a la semana siguiente», explicó. También recuerda Ordóñez algún que otro «pellizco gordo» gracias a la Primitiva. No obstante, el mayor bote que la administración que regenta repartió en los últimos años tuvo lugar en las fiestas navideñas de 2001. «Entonces cayó aquí un segundo premio de la Lotería de Navidad y dimos 7.000 millones de pesetas -el equivalente a más de 42 millones de euros-. Cangas es la cuna de la buena suerte porque tenemos a la Santina», aseveró.
La administradora desconoce quién o quienes pueden ser los agraciados e, indica, las posibilidades son infinitas. «Con la semana de gran afluencia de turistas que estamos teniendo en la ciudad, el dinero se puede haber ido para cualquier sitio», explicaba, mientras trataba de atender a las numerosas personas que se acercaban al establecimiento. Ya desde primera hora de la tarde la actividad en la administración canguesa fue frenética, pues tanto turistas como vecinos querían hacerse con un décimo. «Nos enteramos de lo ocurrido en la puerta y no dudamos en entrar. La suerte puede estar en cualquier lado», manifestaba el salmantino Manuel González.
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