Color 'Rosa Palo' contra el cáncer

Hace cuatro años que comenzó su aventura, una lucha bajo el nombre 'Rosa Palo' con la que buscaban recaudar fondos para investigar y acabar con el temido cáncer. Saben que su objetivo es ambicioso, pero no por ello han dejado de perseguirlo. Todo surgió como una pequeña idea, tras una tarde de sidras entre amigas y conocidas de Cangas de Onís y desde entonces, no han dejado de crecer hasta sumar treinta guerreras. Su portavoz, Luz Pidal, todavía se ríe recordando cómo «lió» a sus compañeras de lucha primero con un calendario y un año después con un desfile.

«Mi cabeza está continuamente funcionando e ideando nuevos planes. Lo cierto es que al principio pensé que la idea no iba a triunfar, pero conseguí que las más echadas para adelante tiraran de ella», señaló Pidal. Sobre la pasarela, desfilan cada año con paso firme las catorce mujeres que están afectadas por la enfermedad y las demás se encargan de la organización a pie de calle repartiendo lazos, vendiendo pulseras y pendientes... Toda actividad es poca para recaudar fondos para el Instituto Oncológico de Asturias (IOA). En todas estas iniciativas que llevan a cabo participan de manera desinteresada los comercios, bares, restaurantes y peluquerías de la ciudad. Los vecinos de Cangas se vuelcan con el desfile y el calendario y desde el colectivo lo agradecen «enormemente, pues sin toda esta ayuda no podríamos conseguir un buen donativo para el Oncológico».

Aunque van de rosa, por el color de la lucha contra el cáncer de mama, combaten esta enfermedad en todas sus variedades. «Peleamos por todos los asturianos que la padecen o que conocen a alguien que la sufre», explicó Pidal, quien recalcó que «esta enfermedad ya no es para morirse». Reconoce que «hay días en los que la cabeza da muchas vueltas y te vienes abajo». Por eso, insiste en la importancia de formar parte de un colectivo donde encontrar apoyo y desde el que demostrar que «las ganas de vivir y el cachondeo» pueden con el cáncer. Lo más importante para las mujeres de 'Rosa Palo' es convencer al resto de que se debe remar en una misma dirección para lograr los objetivos.

Tal es su afán de trabajo, que cada vez son más los que toman conciencia y se unen a ellas. Así lo hizo Paz Ardines, cocinera del restaurante El Molín de la Pedrera y ganadora del concurso del 'Pincho Gamonéu' de este año. Decidió donar el dinero del premio, un gesto que calificó de «granito de arena». «Me prestó mucho aprovechar el momento de la feria del queso para anunciarlo por el micrófono. Había mucha gente y quería animarles a conocer al colectivo y a asistir al desfile», explicó Ardines. Insistió en que «lo ideal sería que todos apoyáramos lo que hacen las mujeres de 'Rosa Palo', pues el cáncer es de todos. Es una enfermedad que está presente en nuestras vidas y aunque tú no la tengas, puedes padecerla en algún momento o algún ser querido tuyo. Por eso, es importante implicarse con iniciativas como estas».

Desde ayer, Día Internacional del cáncer de mama, y hasta el próximo jueves, el colectivo expone en la Casa de Cultura de Cangas las fotografías del calendario de este 2017. Desde hace cuatro años, trabajan codo con codo con el estudio cangués 'Kuttco', de los profesionales Isabel Garrido y Daniel Carmena. «Es un trabajo muy especial, empezando porque lo cobramos en sonrisas y en gestos de cariño de 'nuestras mujeres'. Conocerlas y que te cuenten cómo han vivido su enfermedad y cómo la han superado no tiene precio. No hay mayor mérito para nosotros que aportar nuestra fotografía como parte de la lucha contra el cáncer, que por desgracia es una enfermedad muy común que nos puede tocar a cualquiera», explican los propietarios del estudio.

Cada año, la temática del calendario cambia. Si en ocasiones anteriores fotografiaron a las mujeres de 'Rosa Palo' como guerreras de una tribu, este año optaron por la explosión de colores. «Van ligados a los cristales zodiacales, que son elementos fundamentales para formar la energía que hace falta para hacer frente a esta enfermedad. Además, esta temática nos permitía jugar con el maquillaje, la peluquería y la post producción de las fotos», comentaron Garrido y Carmena. Reconocen que elaborarlo cada año es todo un reto, pero «merecen la pena todas las horas invertidas. Si la gente supiera lo bien que nos lo pasamos cuando trabajamos con ellas. Son estupendas y muy divertidas».

En total, se han impreso mil calendarios y Pidal está convencida de que «se venderán todos». El precio es de seis euros y podrán comprarse en la tienda 'Azul y Canela' y en las calle San Pelayo, que se llenará de color 'Rosa Palo' este próximo domingo y el siguiente.