«¿Por qué tengo que cumplir condena por algo que no hice?»
A Rosana Pereira la acusan en Brasil de trata de seres humanos, una «denuncia falsa», según su testimonio, contra la que batalla desde hace 22 años
GLORIA POMARADA
Miércoles, 8 de marzo 2023, 04:28
En el transcurso del relato de lo que ha sido su vida, con episodios de violencia, prostitución y una condena por presunta trata de seres humanos, la propia Rosana Pereira reconoce que parece «de película». Nacida hace 50 años en Brasil, en 1997 y como bailarina se trasladó a Israel para trabajar en un espectáculo de samba. Allí fue «obligada a ejercer la prostitución» hasta que logró escapar. Tras un periplo por su país natal y otros puntos de España, recaló en Llanes en 1998, donde otra pesadilla estaba a punto de comenzar.
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Rosana Pereira está acusada desde 2001 de «trata de seres humanos», un proceso que, afirma, partió de una «denuncia falsa» de una de sus primas y que la ha sumido desde entonces en un laberinto judicial. Tanto ella como su esposo, el expolicía local jubilado Ángel Portilla y las dos hijas de ambos, de 21 y 17 años, creyeron que el caso estaba cerrado, pues en 2013 la Audiencia Nacional acordó el archivo de la causa de extradición por la renuncia de las autoridades de Brasil a que fuese entregada. La pasada semana, Rosana fue detenida por la Policía Nacional y todo ha vuelto a empezar. La explicación policial apunta a que sobre ella «pesaba una orden internacional de detención para extradición para el cumplimiento de 24 años de prisión por un presunto delito de trata de seres humanos». «Nos cogió de sorpresa, el año pasado nos habían dicho los abogados que estaba todo acabado», aseveran Rosana y Ángel.
Fue el pasado jueves cuando agentes la Policía Nacional, pertenecientes a la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Asturias, la detuvieron en la villa de Llanes, a donde había acudido a comprar. De allí fue trasladada a Oviedo, donde pasó la noche en el calabozo «llorando» y declaró a la mañana siguiente en sede judicial. De esas horas, lamenta el trato recibido por uno de los agentes. En libertad provisional desde el viernes, espera ahora por las noticias del que será el siguiente paso, previsiblemente en la Audiencia Nacional, en Madrid.
«Estamos arruinados»
«Estoy muy cansada, sobre todo por mi familia. Llevamos 22 años con esto y estamos arruinados», cuenta. No solo la economía familiar ha quebrado por los años de pagos a abogados -cifran en 120.000 euros el desembolso-, sino su propia salud. Para poder dormir, cuenta, se ve obligada a medicarse. «Es bastante condena lo que estamos viviendo», sostiene.
Tras los juicios en Brasil, en los que denuncia que no estuvo presente, la condena sobre papel fue de 42 años. Tras sucesivos recursos, fue bajando hasta los 24 actuales. «¿Por qué tengo que cumplir condena por algo que no hice?», insiste Rosana, quien subraya que el proceso en Brasil ha estado plagado de «irregularidades». «No tienen ninguna prueba. Solo la declaración de una persona». Esa persona es una de sus primas, quien se trasladó a Llanes en 2001. Sostienen que tras desavenencias familiares la invitaron a irse y que fue entonces cuando cursó la denuncia, que apuntaba a su participación en la atracción a España de mujeres de Fortaleza, en Brasil, para ejercer la prostitución. «Denunció que el bar que teníamos enfrente del instituto era una casa nocturna», explica Ángel, quien recuerda que también él fue señalado como cómplice. Otra de las primas que viajó a España, precisan, lo niega.
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Rosana cuenta con nacionalidad española desde 2009 y ni antes de ese cambio ni ahora dice entender por qué «se juzga en Brasil algo que se denuncia aquí». Su batalla legal pasará de hecho por «anular la orden de extradición» e «intentar que se juzgue aquí». Tampoco dicen encontrar explicación a las circunstancias de la detención de la pasada semana. La versión oficial apunta a que los investigadores fueron «alertados por el Grupo de Fugitivos de la Comisaría General de Policía Judicial» y que «tras realizar diversas gestiones pudieron determinar» que Rosana «se encontraba residiendo junto a la familia en Poo».
Ángel y Rosana recuerdan que llevan «media vida» residiendo juntos y que tanto en el pueblo como en el concejo son conocidos. En Llanes, Rosana ha ejercido como cocinera en diversos negocios, tanto propios como de terceros, y asevera que en España se ha dedicado siempre a «trabajar». «Me duele la mentira», insiste.
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