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G. P.
CANGAS DE ONÍS.
Viernes, 11 de enero 2019, 00:16
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La canguesa Isabel Cueto se encontró en la mañana del miércoles una escena dantesca en su finca de Soto de Cangas: una de sus ovejas había sido parcialmente devorada y destripada la noche anterior y, junto a su cadáver, yacían los de sus dos crías, de apenas dos días de vida. El ataque, que atribuye al lobo, se produjo «junto al parking 2, en la recta de El Bosque» de la carretera que conduce a Covadonga, una zona de estacionamiento «donde en verano hay doscientos coches», señaló la afectada. Y destacó que de «los veinte años» que lleva en la zona, nunca había sufrido daños «tan abajo».
Tras dar parte a la guardería de la baja, la mujer se plantea su futuro en el sector. Actualmente mantiene un rebaño de ovejas «por afición y por limpiar», pero no se dedica profesionalmente a la ganadería. «Dan ganas de tirarlo todo por la borda», lamentó. Cueto teme además que el lobo «ataque al perro», un labrador, y desde el reciente ataque guarda a sus animales en la cuadra, indicó.
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