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Vacas en la subida del pasado año a la Montaña de Covadonga. FOTOS: NEL ACEBAL
Los ganaderos alertan de la reducción de los pastos por el matorral y el jabalí

Los ganaderos alertan de la reducción de los pastos por el matorral y el jabalí

El ganado mayor empieza a subir mañana a la Montaña de Covadonga tras un año en el que «no se hicieron desbroces ni quemas», denuncian

GLORIA POMARADA

COVADONGA.

Miércoles, 24 de abril 2019, 00:37

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A un día de la apertura de pastos para el ganado mayor en la Montaña de Covadonga, los ganaderos se muestran «desilusionados» con una temporada en la que se repiten las problemáticas de pasados años. Los daños de la fauna salvaje, la extensión del matorral y la falta de respuesta de las administraciones son las críticas compartidas en las juntas de pastos de Onís y Cangas, que sitúan entre un 10 y un 20% el volumen de reses que accederán en la mañana del jueves a los terrenos del Parque Nacional de los Picos de Europa.

La baja cifra, similar no obstante a la de pasadas campañas, se explica por la situación del propio pasto, afectado por la meteorología de las últimas semanas. «El viento del nordeste lo secó bastante y hay poco que comer», explica el regidor de la Junta de Pastos de Onís, Tito Rojo. Las previsiones de nieve a menos de 900 metros de esta misma semana también contribuyen a que los ganaderos pospongan la subida al puerto, cuyo punto álgido sitúan «entre el 15 y el 20 de mayo, ahí sería lo ideal», explica Rojo. «No subirá mucha gente, la mayoría están esperando a que las vacas toren», añade el regidor de la Montaña de Covadonga, José Antonio García.

La tradición marca sin embargo que el conocido como 'día del coto' se haga coincidir cada año con el 25 de abril. A escasas horas de que llegue ese momento, los ganaderos alertan de que los pastos presentan dos problemas añadidos al del tiempo. Uno es la progresiva matorralización del Parque Nacional, donde «no se hizo nada en el último año. Ni desbroces ni quemas controladas», coinciden. Hace dos años, explica García, se llevaron a cabo una serie de desbroces, pero «insuficientes». «Fueron pequeñas islas en un mar de matorral», compara. «En los pastos de altura no hicieron nada de nada y está en expansión», respalda Rojo desde Onís.

A ello se suman los daños ocasionados en los pastos por los jabalíes. Ya en la pasada campaña, zonas como Pandecarmen aparecieron en el día de apertura totalmente 'fozadas' por los suidos, una situación que, temen, se repita. «Es siempre lo mismo, las cosas no cambian y el puerto está hecho una desgracia», lamenta García, que pide una mayor implicación del sector en la gestión. «Las cosas se están haciendo mal, llevamos quince años pidiendo desbroces y control del lobo», recuerda.

El cánido es precisamente otro de los factores que temen los ganaderos, que sostienen que «mata ya donde sea». «A mi me mató un potro el otro día a medio puerto», ejemplifica Rojo. En los últimos meses, los ataques han llegado a zonas cercanas a núcleos de población, como Soto de Cangas, y los lobos se han dejado ver a plena luz del día por la carretera a los Lagos. «El lobo campa a sus anchas», denuncia García.

El malestar de las juntas de pastos se dirige además contra el nuevo codirector del Parque Nacional, Pablo García Esteban, al que afean la «falta de hechos». «Vino a dar un bálsamo de aceite con buenas palabras, pero nada», dice Rojo.

Más reses, menos ganaderos

En total, este 2019 podrán acceder a los pastos 11.021 reses -tanto ganado mayor como reciella- de Onís y Cangas de Onís, lo que supone un incremento de 298 cabezas respecto a 2018. La subida se explica para los ganaderos por la necesidad de contar con más animales para lograr rentabilidad. «Cada vez hay que tener más para cubrir los impuestos», dicen. Las cifras indican que los mayores incrementos se registran entre las cabezas de equino y la reciella, esta última con permiso para subir a los puertos partir del 1 de junio.

Sin embargo, el número de profesionales con licencia de pastos es inferior en esta temporada, pues pasa a las 278 frente a las 287 de 2018. La mayor bajada se registra del lado cangués, con catorce menos, mientras que los onienses han incrementado la cifra en cinco.

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