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Las «huellas» de la guerra civil afloran en Infiesto

Las «huellas» de la guerra civil afloran en Infiesto

Memoria histórica. La asociación Les Ablanes muestra desde los refugios antiaéreos hasta los restos de metralla e inscripciones franquistas que perviven en la capital piloñesa

gloria pomarada

Lunes, 27 de marzo 2023, 01:37

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Impactos de metralla en fachadas, inscripciones en edificios o cuevas que un día sirvieron como refugio antiaéreo son solo algunas de las «huellas visibles» que perviven en Infiesto de la guerra civil, ocultas para muchos piloñeses por años de silencio y olvido. De rescatar esa parte de la historia local se encargaron ayer la arqueóloga Irene Faza y el historiador José Antonio Longo Marina, quienes guiaron un paseo por la capital del concejo dentro del programa de las 'III Xornaes de la Memoria Histórica'. «Aquellos acontecimientos dejaron una serie de huellas materiales, muchas invisibilizadas», explicó Faza ante el medio centenar de asistentes.

La primera parada, ante un edificio de la calle Pelayo conocido hoy por albergar un local de ocio nocturno, sirvió para mirar la fachada con otros ojos y descubrir los impactos de metralla. Infiesto fue de hecho una de las poblaciones del oriente bombardeadas y ametralladas por la Legión Cóndor. En el norte, recordó Longo Marina, la aviación alemana «experimentó» con los ataques aplicados después en la Segunda Guerra Mundial. Para protegerse, en Infiesto y alrededores llegaron a existir siete proyectos de refugio antiaéreo, lo que prueba la «preocupación» ante los bombardeos, perpetrados entre septiembre y octubre de 1937. Algunos de los refugios ideados meses antes, en torno a junio, no se llegaron a materializar, como el de la plaza del Ayuntamiento.

Se plantearon además en otras ubicaciones como la zona de la estación del tren, la entonces llamada Avenida Soviética -hoy calle Covadonga-, el mercado de ganado o los barrios de Mestres y Triana. En ese último, las cuevas junto al río cuyas entradas son aún visibles sirvieron para el resguardo de la población. También en L' Orrín existió uno de los refugios más destacados de la región, de «cien metros cuadrados, tres salas, treinta centímetros de arena para amortiguar y entrada en serpenteo», explicó Longo Marina. La capacidad, indicó, era de unas doscientas personas. «Todavía existe y es espectacular», detalló. En Villamayor, se proyectó por su parte otro refugio en una casona indiana.

También los puentes atesoran claves de aquella contienda, como el que actualmente cruza el río Piloña por el centro de Infiesto. Ocupa el lugar del 'Puente vieyu', del siglo XVI y destruido por las tropas republicanas para «retrasar el avance» de los nacionales.

Una de las paradas del recorrido que más sorprendió a los asistentes fue la realizada en uno de los laterales de la iglesia parroquial, donde se conserva una cruz y una inscripción que reza: «A los caídos por Dios y por España». Ese vestigio del franquismo sirvió para abrir el debate sobre el tratamiento de esos monumentos, bien su eliminación o conservación de forma contextualizada. Junto a las escuelas públicas, hoy transformadas en residencia de mayores, culminó el recorrido guiado, que permitió repasar la evolución de la educación.

El balance de esta tercera edición de las jornadas impulsadas por la asociación cultural Les Ablanes, con la «perspectiva de la infancia» como el hilo conductor elegido, es positivo para la entidad, satisfecha «con la respuesta a un tema tan olvidado», indicó Faza.

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