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G. POMARADA
RIBADESELLA.
Jueves, 15 de noviembre 2018, 00:17
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Los reconocimientos y nominaciones se acumulan para el fotógrafo riosellano Jonathan Hevia. Durante la gala de la Federación Española, celebrada en Segovia, Hevia fue nombrado maestro de fotógrafos y cinco de sus trabajos pasarán a formar parte de la colección anual de honor. Pero esa no fue la única alegría para el artista de Ribadesella, quien también ha sido seleccionado por la federación para representar a España en la World Photographic Cup -copa mundial de fotografía-, que se fallará el próximo mes de marzo en Noruega. Antes, la instantánea del riosellano debe superar un reto más, «pasar la criba» en Estados Unidos, prevista para enero. En esta competición internacional «los fotógrafos no tienen opción a escoger los trabajos, los selecciona la federación», explica Hevia. En su caso, la obra elegida es una foto «minimalista» de una ola, tomada en la zona llanisca de Pría. «Son fotos que tienen que tener pedigrí», explica sobre la competencia que le depara.
No obstante, el riosellano cuenta con experiencia en la copa mundial, pues ya fue seleccionado en 2014, en aquella ocasión con una colección de paisajes nevados.
El calendario de galas que le aguarda en los próximos meses comenzará este mismo sábado y en Asturias, concretamente en el acto que se celebrará en el cine Felgueroso de Sama de Langreo. Cuatro de sus trabajos están nominados en los décimos premios Principado de Fotografía y Video Profesional, promovidos por la Asociación de Profesionales de la Fotografía y el Video de Asturias. «Estoy contento porque son fotos en las que tengo mucha ilusión, todas ellas son especiales», destaca.
Sin embargo, abunda, una tiene un componente «emocional», pues en ella colaboró un amigo recientemente fallecido. «Es la foto de una niña en un trineo, la hija de un carpintero de Ribadesella que me ayudó muchísimo con La Mamut y que falleció», explica.
Entre las cuatro obras se encuentran también retratos, como el de «un señor cubano que se hizo sobre la marcha un día en el estudio» y el del «bisabuelo de mi hija Carlota, un señor de 97 años».
La cuarta foto que compite en los premios asturianos tiene también un significado especial para el riosellano por la sencillez de elementos y el mensaje que logran transmitir. «Es una toma cenital de un paisaje nevado, con un coche clásico y un paraguas junto a la puerta. Inmediatamente se relaciona con una boda», describe.
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