Los llaniscos salen a la calle en defensa de las religiosas de la Faustino Sobrino

El temor a que las religiosas fuesen expulsadas de la fundación de la que forman parte desde su nacimiento hace más de un siglo, primero, y el enfado por lo que muchos considera «un trato vergonzoso hacia unas mujeres que dieron su vida por los mayores del concejo», después, hicieron que decenas de llaniscos decidieran plantar cara a unas decisiones con las que no están de acuerdo.

«Entiendo que si la residencia tiene pérdidas el Patronato decida actuar para remediarlo, pero no hay derecho a que pretendan echar la culpa de dichas pérdidas la madre superiora. Es una vergüenza cómo las están tratando», criticaba, visiblemente enfadada, Marina Sánchez. Ella fue una de las primeras llaniscas en denunciar públicamente lo que estaba sucediendo en la Faustino Sobrino y quien movilizó a sus vecinos a través de las redes sociales para la concentración. «Queremos que el centro siga funcionando como hasta ahora, con cariño hacia los ancianos que allí residen, no tratándolos como números», apostilló.

A pocos metros, Mari Luz Muñoz le daba la razón y recordaba «el buen trato que las religiosas siempre dispensaron» a su marido, quien permaneció una temporada en la residencia. «Las franciscanas llevan décadas haciendo una enorme labor. Se preocupan mucho por los residentes y los enfermos, y eso es lo que importa», manifestó.

Tampoco se mostraba convencido con los acuerdos adoptados por el Patronato en su última reunión el exalcalde y, por tanto, expresidente de la institución Manuel Amieva. «No se están haciendo las cosas bien. Sin ir más lejos, no se convocó a todos los que debían estar presentes a esta última reunión y no se están cumpliendo los estatutos de la fundación, pues estos dejan muy claro que las religiosas deben formar parte de la dirección de la residencia», criticó.

También se presentó a las puertas del Consistorio llanisco el actual párroco de Llanes, Florentino Hoyos, quien, lejos de entrar en polémicas, se limitó a manifestar su apoyo a las religiosas. «Es preciso reconocer la inmensa labor que llevaron a cabo durante más de un siglo con cariño y dignidad. Se merecen todo nuestro respeto y que cualquier solución que se adopte se pase por tenerlas a ellas en cuenta», apuntó.

Entre los asistentes a la protesta se encontraban algunas trabajadoras de la residencia, quienes relataron cómo cambiaron las condiciones en los últimos meses. «Con las religiosas estaba todo perfectamente organizado, pero con la llegada de los nuevos patronos vivimos en un clima de tensión, pues no sabemos qué nos vamos a encontrar cuando lleguemos al trabajo. No se sabe quién manda», criticó una de las empleadas, quien también afeó que «se han cambiado las cerraduras de diferentes dependencias y no le dieron llaves a la superiora».

Entre los residentes la preocupación también es palpable. «Estamos muy confundidos, pues corren muchos rumores y lo que necesitamos es que nos digan las cosas claras», aseveró Juan José Menéndez. A su parecer, «fue la entrada de la política en la fundación lo que lo estropeó todo».