Guardas y pastores de los Picos lamentan la muerte del piloto de helicóptero que les ayudaba con los porteos
Haritz Galarraga y su compañero Jordi Figueras fallecieron el lunes al estrellarse su aeronave mientras hacían tareas de mantenimiento de líneas eléctricas en el Alt Urgell
Luto en los Picos de Europa. Pastores y guardas de refugios de montaña lamentaban estos días la muerte en accidente de helicóptero del piloto y el mecánico que desde hace años les ayudaban con los porteos de materiales hasta las cumbres del espacio protegido. Haritz Galarraga, donostiarra de 47 años, y su compañero Jordi Figueras, barcelonés de 30 años, fallecían en torno al mediodía del pasado lunes cuando su aeronave, de la empresa Helitrans Pyrinees, se estrelló, presumiblemente por un fallo mecánico, mientras realizaban tareas de mantenimiento de la red eléctrica en el municipio de La Vansa i Fórnols, en la comarca leridana del Alt Urgell.
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Galarraga era un viejo conocido de los refugieros y ganadores que desarrollan su actividad en el Parque Nacional de los Picos de Europa, pues todos los años recurrían a sus servicios para poder llevar hasta las zonas más altas los distintos materiales que necesitaban. Así, la triste noticia dejaba helados a todos los que trataron con el experto piloto y su joven compañero. «Hoy es un día gis en el aire», lamentaba Jorge González Bada, responsable del refugio cabraliego de Jou de los Cabrones, y enviaba su «más sentido pésame y todos los ánimos a la familia y amigos» de los fallecidos.
Desde el leonés Collado Jermoso los guardas también tenían un recuerdo para Haritz y Jordi. «Han sido muchos años de dedicación plena, con una pasión y profesionalidad desbordantes», aseveraban en sus redes. Y recordaban cómo «desde nuestro primer porteo, allá por 2008, aprendimos mucho de lo que es trabajar con estos aparatos donde nada se puede dejar al azar y la precisión juega un papel fundamental». «Tu pasión era volar y lo seguirás haciendo allá donde estés», agregaron, dirigiéndose a Galarraga, quien «ponía todo el esfuerzo para que la carga llegara a tiempo y no se rompiera nada». «Era una pieza clave en los refugios más alejados, donde dependemos de estos trabajos para poder ofrecer el servicio que damos hoy en día, le debemos mucho», apostillaron.
También desde Ganadería Cambureru los jóvenes pastores Kaelia Cotera y Abel Fernández lamentaban la triste pérdida y recordaban cómo hace apenas una semana Haritz y su compañero estaban llevándoles a ellos y al refugio de la Terenosa varios materiales.
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