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ANA RANERA
Jueves, 3 de agosto 2023, 02:11
Faltan 48 horas para que el 'guarde el público silencio' atruene en Arriondas y eso se nota en cada esquina de la localidad. Hasta allí y hasta Ribadesella, llegaron ayer los primeros campistas que son, precisamente, los que tienen más ganas de disfrutar del Descenso Internacional del Sella y de la fiesta de Piraguas. Entre ellos estaba el gijonés Pablo Climent, el primero en llegar a la zona de acampada de Ribadesella porque le apetecía cogerse el mejor sitio para así poder «no salir del cámping» en todos estos días, tal y como él mismo comentaba. Lo decía convencido de que esta es «la mejor fiesta de Asturias porque la acampada es lo que más presta».
No hace falta que lo jure porque con él está totalmente de acuerdo su novia -mujer el año que viene-, Sandra González. «Aquí es donde mejor lo pasamos, encima, traemos de todo: fabada, chorizos a la sidra y kilo y medio de gambas a la gabardina», contaba riéndose, mientras se refugiaba en el coche de la lluvia.
Para comer y vivir bien estos días, tenían de todo, igual que el mostoleño Samuel Verde. Él estaba en el camping de Arriondas con todos sus amigos para no perderse esta fiesta a la que llevan yendo «toda la vida» y así seguirá siendo por mucho tiempo más. «Lo mejor para nosotros es el viernes noche y el sábado por la mañana», decía, al tiempo que prometía que «tenemos todo lo que necesitamos: tienda, sacos de dormir y muchas cervezas». Falta hacen para sobrevivir a esta folixa de la que algunos no disfrutan porque les toca trabajar más duro que nunca.
Eso le ocurre, por ejemplo, al taxista Pablo Blanco, quien ya se confesaba «estresado», y eso que lo peor aún está por llegar. «Creemos que la afluencia va a ser mayor que otros años, sobre todo, el sábado», lanzaba, convencido de que «cada vez más gente se queda en Arriondas» y eso hace que los taxistas no den abasto. «En la cooperativa somos diez socios y estos días doblamos turnos, pero es imposible poder con todo».
Tienen muchos kilómetros por delante, mientras Jorge Pelayo, el propietario del restaurante La Sede, tiene muchas comidas y bebidas por servir. «Ya el viernes por la tarde y durante todo el sábado vamos a poner la barra en la calle», explicaba, antes de asegurar que ellos están «armados de bebida y comida hasta los dientes». Unas provisiones muy necesarias para «intentar que nadie se vaya de Arriondas sin una cerveza fría y un bocadillo».
La cosa es que todos los romeros disfruten y se lleven un buen recuerdo del Descenso y de Piraguas. De eso se encargará Mariola Vega, que lleva al frente de La Tienda de la Llera solo unos días. «Acabamos de abrir la tienda, nos dimos prisa porque queríamos tenerla en agosto». Por allí, estos días triunfan sobre todo el queso y la sidra, dos imprescindibles para coger energía para tantas horas de una romería de Interés Turístico Internacional.
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Fermín Apezteguia y Josemi Benítez (ilustraciones)
Jessica M. Puga | Gijón y Samantha Acosta | Gijón
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