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Ángel San Martín, María Dolores Toraño, Ángel Pidal, Vicente Manuel, José Enrique Suárez, Manuel Enrique del Dago, María Jesús Alonso, Fidel de la Vega y Leopoldo San Marín en la bolera. FOTOS: X. CUETO
«El mejor día del año es cuando nos juntamos todo el pueblo»

«El mejor día del año es cuando nos juntamos todo el pueblo»

Los apenas sesenta habitantes han conseguido mantener tradiciones y patrimonio, desde la bolera a la capilla Vallobil celebra su galardón como localidad ejemplar de Parres, alcanzado gracias al esfuerzo colectivo y la unión vecinal

GLORIA POMARADA

VALLOBIL (PARRES).

Miércoles, 13 de noviembre 2019, 00:08

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«El mejor día del año es cuando nos juntamos todo el pueblo, mejor que la Nochebuena». La afirmación resume el sentir compartido en Vallobil, reconocido con el premio al Pueblo Ejemplar de Parres de este 2019 por «mantener en buen estado los elementos que forman parte de su tradicional patrimonio histórico y cuidar la vida del vecindario mediante trabajos de sextaferia a lo largo del año», en palabras del propio jurado. «Si no estamos unidos no se puede hacer nada», insisten en la localidad sobre el secreto de todos sus éxitos.

Mantener y recuperar el patrimonio es uno de ellos, materializado en las obras de la bolera y la capilla consagrada a San Diego. El templo comenzó a construirse en 1942 y tras un parón las obras se retomaron en 1983, explica el promotor de la candidatura, Fidel de la Vega. Detrás de la iniciativa, continúa, estuvieron los propios vecinos, el párroco José Castaño y el que fuese alcalde de León, Óscar Rodríguez Cardet, hijo de un vecino de Vallobil y habitual del pueblo. «Él fue el que nos puso el teléfono», destaca De la Vega.

La capilla, con sus tres imágenes de San Diego, San Fernando y los Remedios, representados también en vidrieras; es junto a la bolera uno de los puntos neurálgicos de la pequeña localidad. En la restauración de esta última intervino tanto el vecindario como el Ayuntamiento parragués, indican, lo que permitió recuperar la práctica del tradicional juego. Otros entretenimientos con los que llegó a contar el pueblo, como un salón de baile, acabaron sin embargo por desaparecer con la pérdida de población.

Lo mismo ocurrió, relatan los que aún resisten, con las tres fraguas existentes o los oficios de madreñero, maconero o cestero. De los tres locales hosteleros de antaño, hoy se mantiene un bar tienda. Los mayores coinciden en que todo se comenzó a torcer con la desaparición de las escuelas, lo que obligó a los jóvenes a desplazarse a los centros de Cangas de Onís y de Arriondas. «La culpa de que los pueblos estén así es de centralizar las escuelas. Cuando sacas a los críos de casa con tres años pierden las raíces. Del cole pasan al instituto y de ahí directos para Oviedo, de donde ya no vuelven», lamentan.

Con 55 vecinos residiendo de forma continua, mayoritariamente jubilados, los que deciden asentarse en Vallobil llegan a cuentagotas. De los últimos años apuntan De la Vega y José Enrique Suárez, alcalde de barrio, a media decena de casos, como el de una alemana, unos ingleses o una maestra. No ocurre lo mismo con los visitantes de fin de semana, especialmente vascos y madrileños, que han terminado por ser mayoría en uno de los cinco barrios, Vallobil de Abajo.

Con el Pueblo Ejemplar alcanzado en su tercer intento, el único toque amargo al reconocimiento es el de no haber contado con competencia, pues solo Vallobil se postuló este 2019. «Si sigue pasando se dejará de hacer, no entiendo que no se haya presentado nadie», lamenta De la Vega. Por lo pronto, el vecindario ganador idea ya el destino de los 6.000 euros del galardón, que decidirán mediante una votación popular. «Igual arreglamos la capilla o la fuente del Chiflu», adelantan.

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