Porrúa homenajea al vecino que trajo al pueblo un aguacate hace 117 años

Precisamente, Charo Haces comentó que el primitivo árbol fue plantado por sus antepasados «con amor a Porrúa y a México, por las oportunidades que les dio y por la mezcla de culturas entre los dos países, que se sigue dando». Calificó a los primitivos emigrantes como «gigantes, con gran amor a la tierra que les vio nacer y que un siglo más tarde los recuerda».

La directora técnica del Museo Etnográfico del Oriente de Asturias, Cristina Cantero, destacó que la comarca oriental asturiana «no sería posible sin la experiencia de la emigración ya que su huella se deja sentir en todos los ámbitos de la vida, como las mentalidades, el paisaje, las fiestas, la obra pública o el turismo». En resumen, según detalló Cantero, el peso del emigrante es tremendo en la zona, hasta el punto de que «sin emigración, el Oriente no existiría como lo vemos hoy». En cuanto a resaltar lo que para el patrimonio vivo representa la plantación de un aguacate 117 años antes, matizó que se trata «de una forma de ser, de pensar, de hacer las cosas, de los modos de vida». El aguacate recibió el nombre de 'Julia', en homenaje a Julia Amieva, una niña que contribuyó a arrimar una palada de tierra al nuevo árbol.