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Aldeanas y porruanos escenificaron la Reverencia y ofrecieron los tres ramos y corderos en la Vega de Santa Marina. FOTOS: NEL ACEBAL
Santa Marina, esencia de Llanes

Santa Marina, esencia de Llanes

A la sombra de plátanos y robles, en la pradería de la vega, se celebró el tradicional ofrecimiento de ramos y corderos por más de cien aldeanas La misa asturiana, acompañada a la gaita, vuelve a triunfar en el pueblo de Parres

GUILLERMO FERNÁNDEZ

LLANES.

Viernes, 19 de julio 2019, 00:16

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Quien no haya estado alguna vez en la Vega de Santa Marina la mañana del 18 de julio no conoce una parte esencial del concejo de Llanes. Ayer se repitió la historia y los que aparecieron por allí pudieron disfrutar, en primer lugar, de la misa asturiana cantada por el coro parroquial de Parres y acompañado a la gaita por el virtuoso Julián Herrero. ¡Y cómo sonó ayer la gaita de Julián a la sombra de los robles!

La jornada festiva había comenzado antes del mediodía con un desfile folclórico desde la localidad de Parres hasta la capilla de Santa Marina. A la gaita y el tambor, respectivamente, abrían el cortejo Julián Herrero y Manolín Fernández. Por detrás aparecían tres ramos repletos de pan artesanal. El de los niños a hombros de Sergio Fernández, Ari Guitián, Pelayo Villar y Yago Miguel mientras que el de los jóvenes lo llevaban Cristian Coro, Álvaro Martínez, Leo López y Gabriel Sobrino; y de trasladar el de los veteranos se encargaban Jorge Arenas, Alfredo Coro, Jorge Sobrino y Carlos Fernández. Un centenar de mozas vestidas de llanisca y tocando la pandereta al contrapunto de tres tambores, en manos de Lucía Fernández, Elisa González y Egrelli Fernández, cerraban la comitiva.

En la explanada de la Vega de Santa Marina les esperaba el párroco, Florentino Hoyos, y una multitud de romeros. La misa de campaña resultó emocionante y la actuación del coro parroquial, bajo la batuta de Gema Cea, fue especialmente reconocida por los presentes.

Al término de la eucaristía se formó una procesión que marchaba encabezada por la pareja de gaiteros y a su estela aparecía el estandarte de Santa Marina, una tela de 1969 trasladada por Antonio De Stefano, suizo con ascendencia parraguesa. Seguían los tres ramos de pan y las aldeanas, que caminaban marcha atrás para no perder de vista la imagen de la santa, que se presentó en sus andas sobre un centro floral de claveles, rosas y paniculata. En los varales oficiaban como costaleros los lugareños Joaquín Sobrino, René Gutiérrez, Esteban González y Javier Sobrino. El párroco y los devotos cerraban el cortejo que, tras un recorrido circular, regresó a la vega.

En la pradería, a la benéfica sombra de plátanos y robles, tuvo lugar un viaje al pasado de raíces bucólicas y pastoriles. En primer lugar, las aldeanas entonaron los cánticos de la Reverencia y del ofrecimiento de los panes de los ramos. A continuación, en grupos familiares, se ofrecieron varios corderos a la santa, así como ramos de flores y velas, sin olvidarse de presentarle a nuevos miembros del clan familiar. Las personas que participaron en dichas ofrendas a duras penas podían contener la emoción.

Estos actos dieron paso a la subasta de panes y corderos, conducida por Cardi Gómez. Ya las manecillas del reloj sobrepasaban las tres de la tarde cuando se celebró el festival folclórico con la interpretación del Xiringüelín, las jotas de Cadavedo y el Cuera, el Fandango, un Pericote de dos triadas y el Xiringüelu de Naves, en el que actuó como bailín Jorge Fernández, acompañado por Elisa, Andrea, Nerea y Marina.

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