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Carmen, con Fernando Mier y Constante Sánchez, junto a las cabañas.
Sueño cumplido en la majada de Tordín

Sueño cumplido en la majada de Tordín

La cabraliega Carmen Borbolla, de 95 años y pastora mayor de Portudera, regresa a pie y sin ayuda al lugar que marcó su vida

G. POMARADA

ARENAS.

Martes, 17 de septiembre 2019, 00:12

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El sueño de la nonagenaria cabraliega Carmen Borbolla no requiere de grandes desembolsos ni de viajes al otro lado del planeta. La pastora de mayor edad de Portudera simplemente quería regresar al lugar donde «le salieron y le cayeron los dientes» a lo largo de las ocho décadas que pasó cuidando del ganado en Picos.

La querencia que Carmen, nacida un 23 de abril de 1924, siente por la majada de Tordín había prendido en los últimos meses, tras sufrir el pasado 2018 un ictus y después de catorce años sin pisar la tierra que comenzó a andar como nieta de pastora allá por los años treinta y que abandonó con el nuevo siglo, convertida ella misma en abuela. «Dijo este verano que quería subir, se le metió en la cabeza», explica su nieta Eva Gutiérrez. La 'amenaza' de la pastora iba en serio y así se lo comentaba a cualquiera dispuestos a escucharla. Cuentan sus allegados que incluso se lo hizo saber al presidente Adrián Barbón durante la visita a Cabrales por el Día de Asturias. Apenas unos días después, este mismo sábado, los planes de la pastora de Portudera se hacían realidad.

Acompañada de su familia, con un sencillo palo, mandil y zapatillas, Carmen ponía rumbo desde Tielve a la majada por un camino empinado, a paso lento, pero constante. «Se lo propuso y como para decirle que no, no quiso ni que la ayudásemos, tiene mucho equilibrio y una fuerza de voluntad envidiable», relata su nieta. Madre de dos hijos, uno de ellos fallecido, Carmen es la figura de referencia de una amplia familia que no se quiso perder tan señalado acontecimiento: detrás de cada uno de sus pasos estuvieron su hija Mari Carmen, sus nietas Eva y Noelia y sus bisnietos Adrián, Borja y Lucas, este último de solo catorce meses. Tampoco faltaron su nuera Genoveva y sus nietos políticos, así como allegados de la familia y habituales de la zona.

Fue el caso del guía Rubén Carbajal, quien explica admirado cómo la nonagenaria «tardó lo mismo que unos clientes que llevaba de Madrid». «Transmitía felicidad al asomar a Tordín, pocas cosas vi tan guapas», confiesa.

Noche en la cabaña

Una vez arriba, una Carmen «muy emocionada» pudo revivir sus andanzas de la mano de Fernando Mier, el último de los pastores que pervive en la zona. «Le hizo mucha ilusión ver a Fernando y hablar de lo que hacían antes», destacan sus familiares. Disfrutó además contemplando en pie algunas de las cabañas que recordaba derruidas, como la del propio Carbajal, y, como mujer de acción que es, aprovechó el viaje para recoger manzanilla.

A la hora del regreso, Borbolla volvió a imponer su ritmo, pues quiso bajar por la ruta que cubría habitualmente, de mayor dificultad. «Bajó por donde antiguamente, que no hay ni camino, es una leona, una mujer súper brava», destaca el guía sobre la caminata de la mujer, de unos cuatro kilómetros. También en el regreso a Arenas, donde reside, se topó con otra sorpresa, pues en Valfríu se encontraba esa tarde Encarnación Martínez, de 88 años y nombrada este 2019 Pastora Mayor durante el certamen del Cabrales, un título que ya recayó en Borbolla.

Con 95 años y un sueño cumplido, la mayor de las pastoras que aún viven de Portudera se plantea ahora nuevos retos, pues la visita a la majada despertó sus ganas de pasar allí una noche, a la antigua usanza. «No se quedó este fin de semana porque era la fiesta de La Salud de Carreña y quería ir», explica su nieta. A la vista de su tesón, en Tordín pueden ir preparando la estancia.

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