El teniente Javier Barja, minutos antes de iniciar la jornada.

Trescientos guardianes en Los Lagos

Seguridad. Más de doscientos agentes de la Guardia Civil y ochenta policías nacionales velan para que las etapas asturianas de la Vuelta transcurran sin incidentes

LUCÍA RAMOS

Jueves, 2 de septiembre 2021, 01:01

Velar por que cada etapa discurra con total seguridad tanto para ciclistas y organizadores como para el público. Es el objetivo con el que cada ... día se hacen a la carretera los cerca de trescientos guardianes de la Vuelta Ciclista a España. A los ciento treinta efectivos que componen la Unidad de Movilidad y Seguridad Vial (UMSV) que la Guardia Civil moviliza cada año con motivo de la prueba deportiva se suman otro centenar de agentes que van aportando las comandancias de las provincias por donde discurre cada etapa, así como ochenta policías nacionales que se encargan de la seguridad ciudadana en los puntos de salida y llegada de cada día.

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Los agentes de tráfico son el grupo más numeroso -en la etapa de ayer eran 85 de la unidad y otros 58 de la Comandancia de Gijón- y solamente los mejores llegan a formar parte del mismo. «Se podría decir que son la élite, porque las pruebas son muy rigurosas y, por ejemplo, este año solamente entraron quince efectivos», explica el teniente Javier Barja, responsable de prensa de la UMSV. «Para los agentes de Tráfico llegar a participar en la Vuelta es lo máximo», apunta. Pero que nadie se engañe, agrega a continuación: «Esto no son vacaciones, es un reto muy exigente, ya que durante un mes apenas descansas y te pasas una media de doce o catorce horas al día sobre la moto». Eso sí, asevera, «merece la pena».

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Imagen. Emoción en la Vuelta a su paso por los Lagos de Covadonga

En esta unidad especializada, a la que los agentes solamente pueden pertenecer tres años, todo el mundo tiene su papel, desde los motoristas que se adelantan para ir eliminando cualquier posible riesgo hasta los 'banderas amarillas' que van «embolsando» los vehículos para dejar la carretera completamente despejada, pasando por los encargados de velar por que en la cápsula de seguridad que rodea a los ciclistas no entre ninguna persona no autorizada, los efectivos del Grupo de Reserva y Seguridad que controlan los puertos de montaña y los puntos donde hay aglomeraciones y el personal del helicóptero que, desde el aire, da cobertura a todo el dispositivo. En definitiva, un engranaje bien engrasado para que nada salga mal.

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