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MIRIAM SUÁREZ
GIJÓN.
Sábado, 5 de marzo 2022, 01:44
Cada vez que se habla de asuntos sanitarios en la Junta General del Principado, los grupos de la oposición acusan al Gobierno autonómico de «ahuyentar» a los asturianos hacia la sanidad privada. Pero más allá de la diatriba política, ¿qué hay de cierto en esa crítica? Que hablen los datos: 168.922 asturianos cuentan actualmente con seguro médico privado, lo que supone un aumento del 20% con respecto a la situación de hace tres años.
La pandemia ha sido determinante para que un 16,6% de la población asturiana haya decidido contratar un seguro médico en una de las comunidades españolas con mayor gasto sanitario por habitante. Según los informes elaborados por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), el número de asegurados no ha dejado de crecer y, en la etapa del coronavirus, más de 10.000 personas se han adherido a la sanidad privada.
Según datos recabados por Asociaciones Empresariales del Seguro, como Unespa, 2020 fue un año de récord en cuanto a población asegurada.La Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública no solo lo corrobora, sino que atribuye esta «huida» a un «deterioro importante» del sistema sanitario gestionado desde las administraciones.
Ocurre en Asturias, donde los grupos políticos tanto de derechas como de izquierdas advierten de este fenómeno, como alerta de que algo no está funcionando bien en el sistema público de salud. Especialmente, en Atención Primaria, que se ha visto colapsada por las últimas olas de coronavirus. Solo en el último año la contratación de seguros médicos aumentó un 4%.
Pero el crecimiento de la sanidad privada no proviene únicamente del número de pólizas suscritas desde que estalló la pandemia, sino también de pacientes en lista de espera que optan por pagar de su bolsillo las consultas y pruebas necesarias para adelantar el diagnóstico. «La sanidad pública está muy tensionada y se han retrasado muchos procesos médicos que generan incertidumbre en los pacientes afectados», explica el gerente de una de las clínicas asturianas que está experimentando esa mayor demanda.
Las empresas del sector calculan que las consultas puntuales han aumentado en torno a un 20%, siendo el aumento especialmente llamativo en aquellos centros sanitarios que ofrecen la posibilidad de realizar pruebas diagnósticas. «Es que la gente necesita atención más allá del coronavirus y hay patologías que, por esperar, se están agravando. Se están haciendo, por ejemplo, muchas resonancias», expone un médico que pasa consulta en una clínica de Gijón.
Las especialidades con más tirón de la sanidad privada son Traumatología, Oftalmología y Dermatología, precisamente las que más lista de espera acumulan en la sanidad pública asturiana. En la región hay un total de 89.153 personas pendientes de una primera consulta de atención especializada. Esperan cita con el oftalmólogo 16.342; con el traumatólogo, 11.816; y con el dermatólogo, 10.874. El tiempo medio de demora era, a 31 de enero, de 83 días.
En cuanto a las pruebas diagnósticas, la sanidad pública asturiana tiene pendientes de realizar 20.616 ecografías y 16.305 resonancias, la técnica que presenta una mayor lista de espera. «Se ha desatendido la patología no covid durante la pandemia y es normal que algunos pacientes no quieran esperar», comprenden algunos especialistas del Servicio de Salud del Principado.
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