«El pescador asturiano se expone a mucho y no irá a la mar sin incentivos»

Adolfo García (Puerto de Vega, 1981) hace solo cuatro meses que cogió el timón de la Federación de Cofradías de Pescadores asturianas. Apenas le había dado tiempo a asentarse en el cargo cuando se ha visto superado por una de las etapas de mayor zozobra para su actividad, que también es sector primario, por los efectos colaterales de la crisis del COVID-19. Confiesa que estos días le cuesta más conciliar el sueño por las preocupaciones y mantiene el contacto casi a diario con todos los patrones mayores y armadores a quienes pide «paciencia y precaución».

-¿Cómo se está adaptando su sector a la crisis del coronavirus?

-Con resignación e incertidumbre. Ahora estamos el 90% de la flota con la costera de la xarda (caballa) y eso nos da un poco de oxígeno dentro de todo este problema. La xarda es una especie que tiene forma de ser almacenada y congelada, y además, mucha se utiliza como cebo, y dentro de lo que cabe, aunque ha bajado el precio, todavía hay salida de pescado. Como digo es nuestro pulmón para subsistir con el mayor reparto de cuota en Asturias desde 2014. Sin embargo, una vez concluida esta campaña, vendrán los problemas porque, cuando la gente vaya a otras pesquerías habituales, los pescados finos de restauración no tendrán salida y no habrá, entonces, ninguna recompensa económica por salir a la mar.

-¿No temen los pescadores contagiarse en alta mar donde es muy difícil, en plena faena, guardar la distancia de seguridad?

-Eso también suma. No tenemos infectados en el sector pero a día de hoy hay barcos parados que no están yendo a faenar porque hay gente con miedo. Patrones y marineros que sufren patologías y no se quieren exponer. Me consta que hay entre cuatro y cinco embarcaciones en esta situación en el occidente y el centro.

-¿Cuánto se han desplomado los precios del pescado?

-Bastante, aunque depende de las cofradías. En unas lonjas vale más y en otras menos. Anda el kilo de xarda entre el euro y los 60 céntimos. El año pasado llegó a rularse a dos euros.

-¿Cuánto tiempo queda de campaña de xarda?

-Cada barco tiene asignada una cantidad de cuota que irá consumiendo. En dos semanas ya no habrá pescado. Será el propio ciclo de la pesquería el que dará por terminada la costera.

-¿Y qué van a hacer cuando llegue ese momento? ¿Amarrar la flota a la espera de ayudas o salir a por el pescado fino con toda la restauración cerrada?

-Nosotros tenemos muchas incógnitas. A mí los patrones mayores y armadores me preguntan a diario por lo que puede pasar. La gente tiene que vivir y a día de hoy no sabemos con hechos y cosas firmes concretas si el sector pesquero podrá acogerse a compensaciones económicas (fondos europeos FEMP) o tendrá que hacer una parada de flota o un ERTE. También está ya cerrado el marisqueo en la provincia y la cuota de merluza que nos corresponde tras el plan de recuperación de la especie es irrisoria. Además, ha sido un mala temporada este invierno para el pulpo y el percebe. Por todo ello, hay una gran incertidumbre a corto plazo en el futuro porque la gente no sabe a qué atenerse. En Asturias los pescadores tenemos, por desgracia, una edad elevada y no me parece justo en estas circunstancias salir a la mar por obligación para alimentar a tu familia exponiéndote tú a la enfermedad y exponiéndoles también a ellos.

-¿Qué le dice su intuición sobre cómo puede acabar esto y cuáles serán las consecuencias económicas reales de esta crisis sobre la flota regional?

-Tenemos que ir valorando todo día a día. Como un día te dicen una cosa y, al día siguiente, otra, no te puedes aventurar. Lo que está claro es que el pescador asturiano no va a salir a la mar sin incentivos para la flota. Sin compensación económica del Gobierno que cubra las posibles pérdidas, porque a lo que se expone es mucho. Estamos hablando de vidas humanas. A mí, como presidente de la Federación de Cofradías, lo que me gustaría sería que hubiera mecanismos económicos para que todo pescador pudiera elegir entre ir a la mar o quedarse con su familia y no exponerla. Hay, ahora mismo, gente con patologías que está ahí al pie del cañón, faenando, con la que está cayendo. Es una cuestión de solidaridad humana.

-¿Corre riesgo de desabastecimiento de pescado el mercado asturiano?

-De momento no. Va todo con normalidad, salvo la caída de precios para el pescador, teniendo en cuenta que somos 167 barcos los que estamos a la xarda. Cuando vaya toda la flota con nuestras artes a por pescado fino, si al final tiene que ir, no habrá escasez sino superabundancia. El problema es que el ama de casa va a comprar otras especies de pescado y no estos productos perecederos que se consumen en restauración y se consideran más sibaritas.

-¿Se va a presionar desde la Federación al Principado para levantar pronto la veda del oricio?

-Tenemos que sentarnos con la administración, como hacemos siempre, para valorar. Nosotros queremos que vuelva a haber oricios en Asturias, en la cantidad y calidad que los había antes. Creo que es pronto para saber si este recurso pesquero se ha recuperado bien y, antes de volver a explotarlo, habrá que hacer los estudios pertinentes.

-¿Qué otros proyectos prevé impulsar si le deja esta crisis?

-Quiero poner en marcha en Asturias una organización de productores pesqueros porque el resto de comunidades la tienen menos nosotros. Es esencial. La cofradía no es una institución válida para Europa y las líneas de subvención que tienen.