Borrar
José Ángel Rodríguez Bento, ayer, con la partida de defunción de su abuelo. ÁLEX PIÑA
«Pido un entierro digno para mi güelu»

«Pido un entierro digno para mi güelu»

Un ovetense reclama al Principado que recupere los restos de su abuelo, enterrado en una fosa común de Cantabria «por defender la ley»

A. VILLACORTA

OVIEDO.

Jueves, 17 de febrero 2022, 01:22

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Aquí no hay venganza ni odio, porque odio ya tienen otros bastante. Perdono mil veces al que disparó a mi güelu, pero quiero un entierro digno para él, que sigue bajo una losa de hormigón con unos nichos encima. Tengo que llevarlo a Tudela Veguín aunque me cueste años y aunque sea lo último que haga».

Eso lleva repitiendo, incansable, como una maza, José Ángel Rodríguez Bento, natural de Les Muries (Tudela Veguín), 63 años, ante la Policía, el juez, los curas, el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y ahora ante la Consejería de Presidencia del Principado, en cuyo Registro General acaba de presentar una solicitud para «que el Instituto de Memoria Democrática se haga cargo de la exhumación» de los restos de su abuelo: Juan Bento Silva, «muerto en 1937 defendiendo la República, la democracia, la Constitución, la ley establecida, como soldado español aunque fuera portugués».

«Él y su hermano José habían nacido en Sobral de San Miguel, pero vinieron a trabajar en la mina y José matose en ella», empieza José Ángel a relatar esta historia de muerte y de vergüenza en la que, al estallar la guerra, a su abuelo, «en el Batallón asturiano número 236 Vorochiloff, 1ª compañía, lo mandaron a defender Bilbao ante la ofensiva franquista de abril de 1937. Hasta que no pudieron más, tuvieron que retroceder y en Cantabria cayeron como mosques el 11 de julio».

Pero de todo eso no se enteraría su nieto hasta ochenta años más tarde por este periódico, en 2017, cuando los restos de 74 soldados del Ejército republicano -vascos, cántabros y nueve asturianos- fueron hallados de manera fortuita en una fosa común localizada en el cementerio de la localidad cántabra de Limpias.

«Cuando yo era pequeñu, en el pueblu no se hablaba de eso porque hablar de los rojos era hablar del demonio. Peor. Así que yo lo único que sabía era que mi güelu había muerto en la guerra, que mi güela había quedado viuda cuando mi madre tenía unos pocos meses, que la Guardia Civil le dijo que le habían pegado un tiro y que pidió una paga y no se la concedieron porque él era portugués», recuerda José Ángel, que, cuando supo que su nombre figuraba en la lista de Limpias, no lo dudó ni por un momento: «El paisanu está ahí. Tengo que buscalu».

«Así que fui hasta allí, encontré la fosa después de muches vueltes, hablé con el cura, que me dijo que él no tenía ningún documento, y escribí una carta a Revilla, pero todavía estoy esperando la respuesta. Hasta fui a la Polícia, que me dijo que ellos no me podían coger la denuncia. Y, de allí, al juzgado, donde tuve que declarar con dos testigos y conseguí por fin que el juez me dijese que estaba allí y el certificado de defunción, porque todo lo habían hecho desaparecer».

Y entonces llegó la pandemia y el tiempo quedó suspendido. Pero ahora José Ángel Rodríguez Bento, digno nieto de su abuelo, ha vuelto a su lucha «y pasarán tres años, pasarán cuatro o pasarán cinco, pero yo lo que quiero ye traelu a Les Muries, con mi madre. Traelu y pedirle perdón, porque nunca lu quise por ser roju, un demonio».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios