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LAURA FONSECA
GIJÓN.
Domingo, 16 de junio 2019, 02:48
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La que acaba ha sido la legislatura que más plazas sanitarias ha sacado a concurso. La última convocatoria aprobada en 2018 por la Consejería de Sanidad puso sobre la mesa un total de 2.013 puestos para un amplísimo abanico de categorías profesionales, médicos incluidos. Para algunos era la primera vez en décadas que podían concursar por una plaza fija en el sistema sanitario asturiano. Tal fue el impacto que generó esta llamada, sobre todo entre celadores y auxiliares (con más de 30.000 aspirantes), que fue necesario organizar un complejo dispositivo de oposición y dividir la prueba en dos turnos. Sin embargo, pese a este supuesto empuje, el sistema de salud de Asturias sigue sin ser atractivo laboralmente y no logra salir de su letargo. Con un exceso de contratos de corta duración (algunos solo de guardias o de días) frente a otras comunidades que intentan 'fidelizar' incluso a su personal eventual, y con OPEs que tardan años en resolverse, cada vez son más los profesionales sanitarios que buscan su futuro fuera de la región.
Lo ocurrido con la última oposición médica es una clara muestra del 'pinchazo' en recursos humanos exhibido por el Servicio de Salud del Principado (Sespa) y la Consejería de Sanidad. Dieciocho meses. 540 días. Es lo que tendrán que aguardar los 250 médicos de familia que aprobaron la OPE del 26 de mayo de 2018 para conocer si, finalmente, uno de esos puestos será finalmente suyo. El Sespa sacó a concurso 124 plazas fijas de medicina de familia en el marco de las macro oposiciones de los últimos meses. La prueba, a la que optaron 607 facultativos, ya se celebró con polémica porque cuando apenas quedaban 48 horas para que tuviera lugar el examen, Sanidad 'modificó' el planteamiento inicial y solo destinó a equipos de Primaria 35 de las 124 vacantes. Este cambio «de última hora» le valió al consejero de Sanidad, Francisco del Busto, una doble reprobación en la Junta General.
Pero polémicas políticas y médicas al margen, y tras un tedioso proceso de presentación de méritos, el caso es que la calificación de esta OPE aún se desconoce y, según pudo saber EL COMERCIO, no será hasta noviembre, año y medio después de haberse celebrado el examen, cuando se publicarán los resultados. Las plazas, por tanto, no se asignarán hasta principios de 2020.
Otra medida ampliamente criticada, tanto desde el Sindicato Médico (Simpa) como desde el Colegio de Médicos fue que el Sespa hiciera efectiva la resolución del concurso de traslados en pleno verano, una época marcada por las vacaciones estivales y, por tanto, cuando la disponibilidad de profesionales es menor. El proceso de movilidad, que en este caso afectó a 63 profesionales, trae aparejado el disfrute de entre 15 y 30 días de vacaciones, dependiendo de si el traslado se realiza entre diferentes comunidades autónomas, entre áreas sanitarias o entre zonas de salud. Como medida excepcional, la Consejería de Sanidad solicitó a los afectados que aplazaran los permisos hasta después de septiembre y que solo se acogieran a una semana de vacaciones. Diversas fuentes consultadas consideran que esta crisis se habría evitado si el concurso de traslados se hubiera resuelto antes o después del verano.
El Sespa va de excepcionalidad en excepcionalidad. Tras ordenar el aplazamiento de vacaciones a los 63 médicos que cambiarán de destino, ha decidido también reunir en una misma bolsa de trabajo a los médicos eventuales de Atención Primaria. La falta de efectivos disponibles, con un listado de demandantes de empleo cada vez más empobrecido, hizo que el Sespa unificara las contrataciones y retirara esa competencia a las diferentes áreas sanitarias. Este verano, es el Sespa quien decide dónde van los médicos de familia para cubrir vacaciones. Así y todo, habrá dispositivos periféricos que quedarán prácticamente vacíos. Por ejemplo, el de Oviñana, en Cudillero, solo está abierto lunes y miércoles.
Si algo caracterizó al antecesor de Francisco del Busto fue la desaparición de las llamadas 'peonadas' en los hospitales y la imposición, salvo contadísimas excepciones, de que los médicos siguieran jubilándose a los 65 años. Pero los que habían sido 'mantras' para Faustino Blanco, que consideraba que con esas medidas eran muchos los euros que se ahorraban a las arcas públicas, se fueron desdibujando en estos últimos cuatro años. Volvieron las 'peonadas', aunque bajo otro epígrafe (ahora se llaman 'planes especiales'), y también proliferaron las autorizaciones para jubilarse más allá de los 65 años, una de ellas, al mismísimo exconsejero Blanco.
El caso es que Sanidad no consigue 'fidelizar' a los médicos que llevan años como eventuales pero tampoco a las nuevas promociones. Pocos son los MIR que optan por quedarse en Asturias una vez concluida su formación. Aseguran que fuera «nos ofrecen mejores condiciones de trabajo».
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