El Plan de Cercanías, en la picota por su escaso impulso

Las finanzas del Estado dejan en entredicho al Plan de Cercanías. Esta programación fue presentada en diciembre de 2017 y ponía en el calendario mejoras por valor de 600 millones a desarrollar hasta el año 2025, todo en obras, trenes y repuestos considerados esenciales para poner al día la red. El pasado era el primer año completo con el plan en vigor y un presupuesto detrás respaldándolo. Renfe y Adif contaban con 42,39 millones, una fortuna si se compara con las cuentas de los ejercicios precedentes. La realidad sin embargo es que al final solo realizaron inversiones por valor de 14,7 millones.

El examen del primer año queda por tanto en suspenso, con el 65,3% de los fondos anunciados sin usar. Las empresas públicas pueden alegar que el grueso de las inversiones se sustentan en obras cuyos proyectos están en redacción. Es cierto, como también lo es que las necesidades de la red ferroviaria de cercanías son ingentes, que los terraplenes inestables no siempre requieren de complicadas tramitaciones, que lo mismo cabe decir de los desbroces de las masas forestales que ahora añaden riesgo a la vía o la sustitución de vías en mal estado. Era el propio Plan de Cercanías el que esperaba un impulso de 29,3 millones por parte de Adif el curso pasado y ese programa oficial calculaba que para el presente ejercicio el esfuerzo llegase hasta los 71,6 millones.

Escapar de la atonía inversora es posible y así lo evidencian otros departamentos estatales. La Confederación Hidrográfica avanzó obras por valor de 2,5 millones, cuando las cuentas aprobadas apenas le concedían margen para asumir 180.000 euros. En El Musel la empresa pública EBHI contaba con gastar dos millones en mejoras, pero al final la explanación, el asfaltado, los paneles, setos y otras actuaciones para minimizar las emisiones contaminantes le supusieron 9,2 millones de gasto.