Los planes para duplicar las vías de Feve tropiezan con el deterioro que acumula la red

De los 247,8 kilómetros de la red de cercanías de Feve, solo el 14% tiene vía doble y ese es uno de sus cuellos de botella: en muy pocos puntos se permite el cruce de trenes que circulan en sentidos contrarios o el paso de un cercanías si hay un mercancías delante. Para solventarlo el Plan de Cercanías 2017-2025 planteó duplicar los 17 kilómetros entre Trasona y Aboño y los 1,84 kilómetros de La Carrera a Pola de Siero, obras que estima en 36,5 millones. Se las presume como una de las actuaciones estrella del ancho métrico, el de Feve. El plan en su versión inicial incluye esta y otras mejoras hasta alcanzar un total de 178,69 millones, si bien la presión del Principado sumó a la lista de mejoras duplicar Sotiello (Gijón)-La Florida (Siero).

Por Trasona-Aboño se ha empezado. Adif encomendó a la consultora Sener que redactara el proyecto con vistas a tenerlo a finales de este año y acaba de mandar un documento inicial al Ministerio para la Transición Ecológica. El trabajo evidencia el deterioro de la red, lo complejo que será ampliar sus plataformas y las oportunidades perdidas.

El trazado cruza los concejos de Gijón, Gozón, Carreño y Corvera y en él hay cuatro taludes inestables, sumando una longitud de 535 metros. «Es de destacar el situado a la entrada de Perlora, donde la altura de las tierras supone veinte metros, siento en la actualidad uno de los puntos más críticos de la línea», especifica.

La falta de mantenimiento y problemas de terreno se hacen visibles en otros siete puntos donde hay «problemas de drenaje con afección a la infraestructura». Son 741 metros en zonas «propensas al encharcamiento», donde el agua se ha ido acumulando en la base de los terraplenes, contaminando la capa de balasto. Entre Zanzabornín y La Carreña la vía se tendió en el fondo del valle, lo que facilita que en cinco kilómetros le venga agua de escorrentía. En Aboño está sobre una zona inundable de «riesgo hidrológico alto».

La operación incluye cinco tramos de suelos blandos; son sustratos de arcillas y pizarras que llegan a alcanzar los siete metros de profundidad. Están identificados en 1.470 metros de la traza.

Una de las claves del proyecto son los túneles. La vía pasa por cinco de ellos, siendo el de El Tranqueru el más largo (1.050 metros) y sumando los restantes otros mil metros. Todos dejan el tamaño muy justo para que pase un tren, y tienen secciones variables entre los 18 y los 24 metros cuadrados, cuando ahora para estos tubos se va a 50. El proyecto tiene pendiente analizar caso por caso para determinar «la viabilidad de aumentarlos» hasta una sección de 80 metros cuadrados para que entren dos vías, perforar un túnel gemelo para la segunda vía, o ir a variantes de trazado. Complica todo la presencia en los tubos de «rocas de mala calidad y resistencia media a baja».

Hay cinco pasos superiores de gálibo insuficiente que deberían ser demolidos pero complica más el hecho de que la vía bordea núcleos como Trasona, Candás, Perlora y Xivares. La segunda vía exige ocupar unos cuatro metros a uno u otro lado de la plataforma actual. A la hora de buscar soluciones los ingenieros de Sener se encontraron con que, en realidad, en el año 2000 se hizo un estudio para duplicar toda la vía de Gijón a Avilés, rectificando parte de las curvas para elevar la velocidad al precio de elevar el coste de la obra. Aquel diseño, han confirmado, se encargó, pagó y luego quedó en un cajón, sin tramitar.