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Raquel Medialdea, en la playa de San Lorenzo de Gijón. CAROLINA SANTOS
«Hay que poner a más científicas como referentes»

«Hay que poner a más científicas como referentes»

Sexismo. «La pandemia evidencia que quienes están en situación de desigualdad y vulnerabilidad son más afectados y, por desgracia, un alto numero de mujeres están sufriendo un impacto particularmente agudo»

LUCÍA RAMOS

Martes, 15 de diciembre 2020, 16:26

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Siendo apenas una niña, Raquel Medialdea (Gijón, 1991) ya se sentía atraída por las vacunas y la investigación sanitaria, pero fue durante su estancia en Sierra Leona, en plena lucha contra el ébola, cuando realmente fue «consciente de cómo la epidemiología tiene la capacidad de combatir algo tan devastador». Tras enfrentarse a otras enfermedades como el zika y el dengue en Brasil e India, esta biotecnóloga doctorada en Virología y Salud Pública trabaja actualmente desde Gijón como epidemióloga de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el equipo de respuesta a la pandemia del covid.

-¿Hay igualdad de oportunidades para las mujeres y los hombres en la ciencia?

-El rol de la mujer en la ciencia fue tradicionalmente menos reconocido, solo hay que ver que de los 934 Premios Nobel de ciencias concedidos en 120 años solamente 58 fueron para mujeres. Esta desigualdad sigue patente en casi todas las disciplinas, incluida la científica y una alta proporción de los puestos científicos en las altas categorías están ocupados por hombres. Se está reduciendo la brecha, pero todavía queda mucho trabajo por hacer.

-¿Cómo conseguir que las niñas se decanten por las ciencias?

-Por un lado, hay que aportar más referentes reales que permitan a las jóvenes interesadas en la ciencia tener modelos a los que seguir. Marie Curie no es la única científica en la que pensar, hay un montón de ejemplos fantásticos para poner como referentes. Por otro lado, debemos acercar la ciencia y la tecnología a niños y niñas por igual, desde edades tempranas, mediante juguetes inclusivos y una educación libre de sesgos que les enseñe que pueden dedicarse a lo que les guste. Que no hay disciplinas de hombres o de mujeres.

-Ha luchado contra epidemias en países como Sierra Leona y Brasil, ¿se encontró con más dificultades por ser mujer?

-En ambos países las desigualdades entre hombres y mujeres siguen siendo muy marcadas y aún hay mentalidades muy conservadoras, así que sí me encontré con muchos comportamientos que se podrían calificar de sexistas. Si bien no llegaron a afectar a mi labor profesional, en Sierra Leona, donde raras veces las mujeres consiguen completar su carrera educativa y lograr puestos relevantes, pude comprobar cómo el trato hacia mí era muy diferente del que recibían mis compañeros hombres.

-¿Cree el que el impacto socioeconómico del covid es diferente entre hombres y mujeres?

-Esta pandemia ha evidenciado que quienes están en situación de desigualdad y vulnerabilidad son los más afectados y, por desgracia, un alto número de mujeres están sufriendo un impacto particularmente agudo. Por ejemplo, los roles dedicados al cuidado de niños o personas mayores fueron ocupados en gran medida por mujeres, lo que conlleva una situación de mayor desigualdad. Asimismo, una alta proporción del personal sanitario son mujeres y este año están teniendo una altísima sobrecarga laboral.

-¿Cómo convencer a quienes no quieren vacunarse?

-Deben saber que negarse a la vacuna es, aunque no se haga de forma consciente, un acto egoísta, pues estás poniendo en riesgo a toda la comunidad. Les animó a informarse mediante fuentes fiables y contrastadas, ya que todas las vacunas pasan unos controles muy estrictos y una que no sea segura nunca estará disponible.

-¿Son peligrosos los bulos en plena pandemia?

-Muchísimo. Siempre lo son y además se viralizan mucho más rápido que las informaciones veraces, por lo que es fundamental compartir solo informaciones comprobadas y que provengan de fuentes fiables. Los medios de comunicación tienen un papel vital aquí.

-¿Debemos quedarnos en casa esta Navidad?

-Estamos todavía en una situación muy delicada. Seguimos viviendo la peor epidemia de las últimas décadas y el principal riesgo es el contacto social. Por eso, aunque sea Navidad, debemos tener un comportamiento solidario y reducir las reuniones al mínimo.

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