Una protesta y la amenaza de huelga tensan la situación en Educación

Llegados a este punto, CC OO ha decidido pasar a la movilización. El secretario general del sindicato de enseñanza de dicha central, Borja Llorente, remitió ayer una carta a los afiliados en la que deja clara que la paciencia se ha terminado. Por el momento, convoca una concentración ante la Consejería de Educación el próximo día 21, bajo el lema de 'Seguridad en la enseñanza, seguridad en el aprendizaje: inversión en Educación, ya'. Pero esto puede ser solo un avance de lo que está por llegar, porque la amenaza de huelga ya está sobre la mesa. «No descartamos realizar una convocatoria de huelga desde el primer día de clase. Por si acaso, os recomendamos hacer un poco de 'calcetu' durante el verano. No sabemos lo que podría ocurrir el próximo curso». Así de clara reza la carta.

Dice Llorente que desde el sindicato han tratado de negociar. Lo cierto es que todas las centrales llevan semanas demandando la convocatoria de una Mesa de Negociación que aún está sin citar. «El tiempo ha ido pasando y aún no tenemos ninguna certeza de lo que va a ocurrir, aunque sí muchas dudas. A estas alturas del verano, todavía no se han iniciado las negociaciones sobre el inicio del próximo curso. Desconocemos el número de estudiantes por grupo en cada etapa, si va a ser posible respetar la distancia social, con qué espacios se va a contar en cada centro, qué medidas se van a tomar para garantizar la formación a distancia en caso de nuevos confinamientos, qué medidas de conciliación se van a implementar en tal escenario, etcétera».

«Queremos garantizar que las decisiones que se tomen sean las mejores desde una perspectiva tanto educativa como sanitaria, pues tenemos fundadas sospechas de que la Administración pretende primar un criterio de ahorro económico», añade. Esta semana será sin duda clave.

Mientras esperan unas directrices que no acaban de llegar, los equipos directivos se ven incapaces de reflejar de manera rigurosa su contabilidad en el nuevo sistema de gestión GICE. Se lo impiden los «numerosos fallos», que aseguran presenta esta aplicación, por un lado, y la escasa formación recibida para su manejo, por otro. Tampoco ayuda que el cambio del antiguo al nuevo sistema se hiciese a mitad del ejercicio contable del año pasado. Así que, casi a mediados de julio, cerca de la mitad de los centros educativos públicos asturianos podrían tener las cuentas del ejercicio 2019 sin cerrar y los importantes presupuestos de 2020 aún por hacer.

Esta será una de las cuestiones que las organizaciones sindicales pondrán sobre la mesa en su próximo encuentro con el Principado. La presión aumenta sobre los centros teniendo en cuenta que el pasado 19 de junio la consejería les comunicó que deben presentar las cuentas de 2019 antes del 31 de julio y el nuevo presupuesto antes del 16 de octubre. Ante esto, los directores aseguran sentirse «impotentes». Una impotencia agravada por el «silencio institucional». Los representantes sindicales aseguran que muchos «se han cansado de escribir y llamar pidiendo ayuda sin que nadie les conteste».