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Estación de tren de Gijón. Los reencuentros fueron, a lo largo de la jornada, una constante. ARNALDO GARCÍA

«Quiero ver a mi familia sin arriesgarme»

Muchos asturianos vuelven estos días a casa para pasar las Navidades con los suyos. La mayoría lo hace con una PCR negativa que les garantiza disfrutar sin preocupaciones

ANA RANERA

Martes, 22 de diciembre 2020, 01:35

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Volver a casa por Navidad, este año, ha despertado más dudas que nunca. Muchos asturianos han preferido no hacerlo, por primera vez, para evitar correr riesgos innecesarios; pero otros tantos han elegido regresar, extremando las precauciones, para acabar el año con los suyos y no sintiendo la morriña de pasar estas fiestas lejos de casa.

En las estaciones de autobús y de tren asturianas, los reencuentros se convierten estos días en una constante. Arrastrando sus maletas van llegado los viajeros, desde diversos rincones de España y del mundo. Claudia Herrero lo hacía ayer en Gijón, donde la esperaban sus familiares, reprimiendo el abrazo que hubieran querido regalarle. Ella podrá disfrutar de estas fiestas con la tranquilidad de haber dado negativo en el test que se hizo antes de viajar a casa. «Era imprescindible hacerme una PCR para venir de Suiza», indicaba.

Con esa misma tranquilidad, podrá pasar estas fiestas la gijonesa Irene La Haba. Ella vive en Santiago de Compostela y, con una Nochebuena a la vista con sus abuelos, decidió que toda precaución era poca. «Nada más llegar a Gijón, me hice un test de antígenos y, una vez di negativo, ya fui para mi casa», explica. Además, tiene prevista una PCR para hoy. «Quiero ver a mis amigos y a mi familia sin arriesgarme», afirma.

Esa misma paz buscaba Beatriz Noriega, quien llegaba de Madrid con su PCR prevista. «Pedí cita para hacérmela y pasar la Navidad tranquila con mi madre y con mi hermana», apuntaba. Lo mismo que quería Elisa Peláez, quien aún estaba esperando noticias para hacérsela. «Rellené el formulario y sigo esperando a que me llamen», contaba.

Sin PCR también volvía Ángela Díaz a Avilés, aunque venía de Caminomorisco, una pequeña localidad cacereña. «Allí somos muy pocos habitantes, así que no fue necesaria la prueba», contaba. De Nueva York, volvía Rafa Cores, a quien nunca le habían supuesto tanto trabajo unas vacaciones. «Fue complicado hacer una PCR con 72 horas de antelación a la llegada a España porque muchos laboratorios te los dan en 24 o 48 horas. Fui a tres sitios diferentes a hacer la prueba y luego me hice un test rápido por si acaso», indicaba. Más allá del proceso de entrada a nuestro país, que le resultó «bastante sencillo»; para Cores, el mayor problema son los vuelos. «Hay muy pocos. American Airlines los canceló e Iberia los redujo. Eso sí, el ALSA de Madrid a Oviedo, lleno».

Por su parte, la ovetense Claudia Lorenzo llegaba de Madrid sin PCR, pero después de diez días «restringiendo la actividad social». Ella se inscribió en Astursalud porque, aunque es mayor de treinta años, «he escuchado casos de gente que, al convivir con personas de más de 65, les hacían el test». Y con esa esperanza, se iba para casa a disfrutar de los suyos, en esta Navidad rara.

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