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Una pareja de novios, en la capilla del Buen Pastor, en la vega del lago Enol. J. M. PARDO
Asturias : El reto demográfico en cifras: el asturiano se casa a los 40 años y tiene un único hijo
Asturias

El reto demográfico en cifras: el asturiano se casa a los 40 años y tiene un único hijo

Los expertos avisan de que la reducida natalidad «denota una catástrofe demográfica que se irá agudizando año a año» y envejecerá a la población

O. VILLA

GIJÓN.

Lunes, 1 de agosto 2022, 00:54

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En la Asturias -la España, si quieren- de la Transición había varias versiones de un chiste en el que un niño protagonizaba alguna anécdota en la boda de sus padres. Tenía gracia, precisamente, porque entonces rompía con la imagen y la realidad de que primero era la boda y luego, los hijos. Y en plural.

En poco más de un cuarto de siglo las cosas han cambiado mucho, y aún más en Asturias que en el resto del país. Hoy los asturianos llegan a su primer matrimonio, de media, a los 38,23 años (ellos, a los 39,84 años y ellas, a los 36,76) y las mujeres tienen en nuestra región su primer hijo, de media también, a los 31,88 años. Así las cosas, lo normal es que ese hijo asista a la boda de sus padres (si es que esta llega a celebrarse, que esa es otra) ya con unos cinco años de edad y con total capacidad para ser un personaje central en ella.

Y tan central, porque si en la Asturias de la Transición lo normal era que cada pareja tuviese entre dos y tres hijos, las personas que deciden hoy mantener una relación a largo plazo -bajo el formulismo que sea, o sin él- tengan solo un hijo o decidan no tener ninguno. Eso, por otra parte, coloca a los niños en una posición tan preponderante en el escenario familiar actual que les concede un exceso de protagonismo.

Nunca habían cambiado tanto las cosas en tan poco tiempo, al menos en occidente. En 1976, en Asturias se celebraban 7,18 bodas por cada 1.000 habitantes cada año. Y eran bodas sin posibilidad de divorcio (siempre había la posibilidad de la entonces muy mal vista separación o de la muy exclusiva nulidad, si bien solo disolvía el matrimonio religioso, no así el legal). Los asturianos llegaban de media a su primera -y, en principio, única- boda a los 25,44 años de media (ellos a los 26,85 y ellas, a los 24,01). En 2021 se casan 13 años más tarde. Y los matrimonios duran menos. Mucho menos. En este apartado el Instituto Nacional de Estadística trabaja no con medias, sino con duración típica. Y el tramo de duración más típico es el de 10 a 14 años, con algo más del 20% del total. Apenas un 12,25% de los matrimonios duran ahora 30 o más años, y en los casos en los que se llega a esa duración se trata de personas que se casaron antes del año olímpico de 1992, símbolo en buena medida del paso de una España de la Transición a otra en la que la sociedad es lo que hoy por hoy se considera democráticamente madura, con los derechos de cada individuo como prioridad.

Uno de los efectos de todo ello, como constatan las estadísticas, es el desplome del modelo de familia tradicional previo a la Transición. Ni todo el mundo se casa para vivir en pareja, ni los matrimonios son, a priori, para toda la vida, ni se tiende a familias de muchos hijos. El economista y exconsejero del Gobierno regional Jesús Arango invita a un «análisis profundo, teniendo en cuenta los cambios culturales y las expectativas económicas para afrontar un proyecto de vida» en «una sociedad muy distinta a la de los años setenta». El mayor riesgo de este cambio cultural es que «para mantener un ritmo de crecimiento de la población la tasa de nacimientos por mujer debe ser superior a dos», mientras que la de Asturias, ya por debajo de uno, «denota una catástrofe demográfica que se irá agudizando año tras año, con mujeres con primeros partos a edad avanzada», lo que «da lugar a una población envejecida y poco favorable a afrontar los cambios tan necesarios en un contexto de acelerado cambio tecnológico».

Por su parte, los geógrafos David Olay y Daniel Herrera, del Observatorio del Territorio de la Universidad de Oviedo, subrayan precisamente que «la natalidad actual no está tan relacionada como hace épocas con la nupcialidad», por lo que «han surgido nuevos modelos de familias».

En todo caso, por una parte el fenómeno no es exclusivo de Asturias ni de España, sino que «es una tendencia que se observa en la mayor parte de los países occidentales» y que, de hecho, hace que las proyecciones de población continentales sitúen a la Europa de 2080 con aproximadamente la misma población que la actual. Eso sí, grandes cambios históricos generan grandes alteraciones sociológicas. Daniel Herrera lo recuerda: «Cambios rápidos sí que ha habido, como el 'baby boom' tras la Segunda Guerra Mundial en occidente, que en España fue un poco posterior».

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