La sanidad pública asturiana «en riesgo» ante la falta de 600 médicos y 1.600 enfermeras
Los sindicatos médico y de enfermería exigen a la Consejería de Salud más plantilla y no descartan movilizarse si no lo logran a principios de 2023
Gijón
Domingo, 13 de noviembre 2022, 03:40
La sanidad pública asturiana está «en riesgo». No tanto de sufrir una huelga como la que ya viven los pacientes de Madrid, Cantabria y que ... tienen en vilo a los de Baleares, como de «quebrar». Especialmente delicada es la situación de Atención Primaria, a cuyas urgencias están llegando pacientes en lista de espera hospitalaria en busca de solución a su problema.
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Así lo asegura el Sindicato Médico del Principado (Simpa) que maneja cifras oficiales: en Atención Primaria faltan hoy cien profesionales de Medicina. En Atención Especializada, la cifra se eleva a 500. «Y la solución que se aplica en Asturias es la de la manta pequeña: tapas un sitio, pero dejas al aire otro».
LAS CIFRAS
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Plantilla médica Atención Primaria necesita 100 médicos. Atención Especializada, 500. La mayor parte de la plantilla tiene más de 55 años.
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Plantilla de enfermería 2.500 profesionales necesita la región para cubrir puestos sanitarios y sociosanitarios
En números rojos está también el departamento de Enfermería. El Sindicato de Enfermería de Asturias (Satse) igualmente tiene números oficiales que aparecen en la columna del debe de la Consejería de Salud: 1.600. Una cifra que sube a 2.500 en cuanto al personal de enfermería necesario tanto en la red sanitaria como en la sociosanitaria. «En Asturias tenemos 5,92 enfermeras por cada 1.000 habitantes, cuando la media europea es de 8,8. En una unidad hospitalaria hay 16 pacientes, de media, por enfermera. El máximo está en seis u ocho. En el caso del ERA (el organismo que controla la red geriátrica pública) la situación es insostenible».
Los entrecomillados corresponden a los secretarios generales de Simpa y Satse, respectivamente. Antonio Vidal y Belén García son los portavoces de los profesionales sobre los que pivota la sanidad pública asturiana y los que más han elevado la voz ante la situación en que se encuentra. Vidal habla, incluso, de movilizaciones. «No ahora, porque somos responsables y estamos en negociación con la Consejería de Salud y con el Servicio de Salud del Principado (Sespa), pero sí en enero si lo que nos están prometiendo ahora no se cumple».
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Por su parte, García espera que entre en vigor «la Ley de Seguridad del Paciente» a la que considera «el principio del fin del problema». Pero, recuerda, «esta norma sigue paralizada desde hace dos años», pese a las 700.000 firmas logradas por el sindicato para su entrada en vigor. Para el Satse, «con esta ley se conseguiría una asignación máxima de pacientes por enfermera y se garantizaría la seguridad asistencial».
Jornadas maratonianas
Ambos coinciden en que la raíz del problema se encuentra en la falta de personal. «La Consejería de Salud sabe que nuestros números son ciertos. Es necesario aumentar personal», explica el secretario general del Simpa, a la vez que añade «pero no como están haciendo ahora: con los interinos cubriendo todos los huecos, trabajando muchas horas por las que, después, esperan hasta diez meses par cobrar». Unos interinos «que dejarán de tener movilidad este año», con lo que el problema «se agrava».
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En opinión de Vidal, «por donde puede explotar el sistema es por la urgencia extrahospitalaria, ya que muchas personas acuden al centro de salud de urgencia ante la lista de espera de la Especializada. Si cae la Primaria, cae Especializada. Esto es una cadena. Primaria es muy frágil».
La secretaria general del Satse coincide en esta visión de Atención Primaria. «Prácticamente no hay sustituciones ni se cubren descubiertos. No es de recibo que siga sin reconocerse el cupo en consultas de Enfermería y que las enfermeras deban asumir las cartillas de sus compañeras ausentes». Para Belén García, frágil es la situación de las enfermeras en activo en Asturias. «Cada año se jubilan 200 al año y las prejubilaciones, pese a perder dinero, van a más por las condiciones laborales». Unas que, asegura, «crean un clima de crispación cada vez más grave entre los profesionales», ya que «es prácticamente imposible conciliar la vida familiar y laboral», por carecer de cartelera laboral estable y ver denegados sus permisos.
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Ambos ponen la pelota en el tejado de la Consejería de Salud, a la que instan a resolver los problemas. «La hora de guardia es la más barata del país», apunta Vidal, quien alerta: «La llegada de la Quirón puede desmantelar la sanidad pública. No es la privada amable a la que estamos acostumbrados: harán importantes ofertas salariales».
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