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Sergio Martínez. H. ÁLVAREZ
El Seminario exige informes psicológicos de los aspirantes desde los años 90

El Seminario exige informes psicológicos de los aspirantes desde los años 90

Comprueba que los futuros curas carecen de antecedentes y les hace un seguimiento que se prolonga ya ordenados

SANDRA S. FERRERÍA

OVIEDO.

Viernes, 15 de marzo 2019, 03:07

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Sergio Martínez se ordenó hace 19 años. Y tuvo que pasar por una evaluación que determinara su idoneidad para ser sacerdote. El rector del Seminario Metropolitano de Oviedo recordaba ayer su propia experiencia para abordar las medidas de control que se aplican en la Iglesia para tratar de evitar los casos de pederastia. «Quien presente patologías psicológicas no entra en un seminario», aseguró.

Se trata, esa evaluación, de una medida de «pregarantía», a la que se une que el aspirante ha de demostrar que carece de antecedentes penales de delitos sexuales. Actuaciones que en el seminario ovetense se aplican desde la década de los años 90. Y que están en la línea de la normativa impulsada por el Vaticano el año pasado tras la sucesión de escándalos por casos de pederastia en todo el mundo. Este documento sirve de guía y aborda la necesidad de que los seminaristas cuenten con apoyo desde el punto de vista psicológico y afectivo-sexual, para lo que se precisa el concurso de gabinetes psicológicos.

Martínez reconoció ayer, durante la presentación de los actos del día del Seminario de Oviedo, que «hay cosas que se han hecho mal, hay que asumirlas y no mirar para otra parte». Eso sí, valoró el papel tanto del Papa Benedicto XVI, «que detectó el problema y lo encaró», como de su sucesor, el pontífice Francisco, «que ha continuado en esa línea».

A su juicio, la respuesta de la Iglesia ante estos casos ha sido la «adecuada». Así, explicó que en los seminarios «se analiza la estabilidad psicológica afectiva y sexual de los candidatos al sacerdocio, se les acompaña, se habla de esto...». El rector del Seminario Metropolitano espera que «no se vuelvan a repetir estos incidentes». «Poniendo los medios adecuados si hay alguna persona que es susceptible de tener algún problema es mejor que no se llegue a ordenar», indicó. Y es que, remarcó, ese control no se queda dentro de los muros del Seminario. Una vez ordenados como sacerdotes, siguen en proceso de «formación permanente». El arzobispo de Oviedo, detalló Martínez, «mantiene reuniones con los sacerdotes y se interesa sobre como van».

Tanto el seminarista Andrés Camilo Cardozo como Marco Antonio Fernández salieron en defensa ayer de los sacerdotes recurriendo al símil de la manzana podrida, Así hicieron el símil de la manzana podrida: «Que uno haya abusado de niños es una noticia que sale y que es cierto, pero no son todos iguales».

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