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La imagen del Ecce Homo, preparada para la procesión.
Pasión por el Ecce Homo

Pasión por el Ecce Homo

La Cofradía Jesús Nazareno comienza en junio a preparar las procesiones

a. g. ovies

Viernes, 16 de septiembre 2016, 16:38

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Nervios. Esa es la palabra clave para describir el estado de los costaleros minutos antes de sacar al Ecce Homo de la capilla. Es la hora de la verdad. El trabajo que han estado realizando durante todo el año se pone de manifiesto durante la procesión para trasladar la imagen hasta la iglesia parroquial. El jueves, como cada año, la Cofradía Jesús Nazareno de Noreña llevó a cabo la bajada sin ningún incidente. Este acto marca el camino de las fiestas del Ecce Homo, las más importantes de la localidad y que el viernes comenzarán de forma oficial con el pregón y la coronación de las reinas.

Para llegar a ese momento y que todo salga como estaba planeado, la Cofradía Jesús Nazareno trabaja durante todo el año. La junta directiva se reúne cada dos meses, para intercambiar opiniones y decidir si es necesario o no mejorar algo. Pero el trabajo de verdad comienza a finales de junio, cuando toca encargar los carteles y hablar con Cruz Roja para que una ambulancia esté presente durante la procesión. «Ya hubo algún que otro desmayo», explica Joaquín Alonso, secretario de la Cofradía y costalero durante muchos años.

En agosto, la capilla de la Soledad, conocida coloquialmente como la del Ecce Homo, cierra sus puertas al público. Es entonces cuando varios miembros de la cofradía se reúnen para bajar la imagen del pedestal en el que se encuentra. «Tardamos más de una hora. Después le cambiamos el traje y comprobamos que esté en perfectas condiciones», explica Alonso. La vestimenta actual que lleva la escultura fue comprada con la donación de una vecina de la zona. Para los cofrades es muy importante la conservación de todas las piezas, por eso todos los años llaman a un restaurador. Sólo el año pasado invirtieron 4.000 euros en la reparación de la carroza con la que trasladan a la imagen por las calles de Noreña.

En la actualidad, la cofradía cuenta con unos 800 cofrades aproximadamente, aunque sólo doce se encargan de sacar al Santo de la capilla. «Tenemos una lista muy larga y vamos llamando. Si alguien no puede al final siempre encontramos algún voluntario», explica. Es habitual que minutos antes de salir, varias personas pasen por allí ofreciendo su ayuda por si fuese necesaria.

Alonso fue en su momento uno de ellos. Empezó como monaguillo cuando era niño y con los años fue ofreciéndose a ayudar con el Santo. Él conoce de primera mano la intensidad que supone formar parte de los costaleros. Hace doce años entró a formar parte de la junta de la cofradía, en la que ejerce como secretario. Un puesto que sabe no abandonará: «Una vez que entras, ya no sales».

El momento de la verdad llega cuando toca cargar la imagen a los hombros a través de los metros que separan el interior de la capilla de la carroza. Es entonces cuando más se notan los nervios y las sensaciones desbordan a todos los implicados. «Describir qué significa para nosotros es muy difícil», reconoce Alonso.

«Lo estamos haciendo bien»

Desde hace diez años, el público que acompaña al Santo durante la bajada es casi más numeroso que en la subida. «Ves a tanta gente y piensas: lo que estamos haciendo, lo estamos haciendo bien», afirma. Asimismo, la celebración del Ecce Homo cuenta con el apoyo del pueblo, que se vuelca durante estos días.

Hace unos años, durante la procesión de regreso a la capilla del Ecce Homo, la procesión iba acompañada por varias bandas de música. «Quisimos probar algo nuevo, pero no nos gustó y volvimos a los rezos», recuerda. Para este año se están planteando repetir la propuesta, pero con una banda de gaitas. Una decisión que todavía no han tomado y que levanta reticencia entre algunos miembros, entre ellos la Hermana Mayor, Menchu Cabeza.

Todas estas sensaciones volverán a sentirlas el domingo que viene, cuando toque devolver al Ecce Homo a su ubicación habitual. Es entonces cuando se pondrá fin a la fiesta, aunque para los miembros de la cofradía sólo habrá finalizado un ciclo más. «Es entonces cuando empiezan los dolores de cabeza», asegura Alonso.

Hasta que ese momento llegue, la villa condal se llenará, durante más de una semana, de un ambiente de fiesta. Orquestas, juegos, actividades deportivas y un gran programa de actividades pensado para pequeños y mayores elaborado por la Sociedad Noreñense de Festejos (Sonofe). El pistoletazo de salida lo dará el viernes el pregón, que este año corre a cargo del ingeniero Carlos S. Rionda. En ese mismo acto tendrá lugar la coronación de las reinas, que esta edición son Lucia Carrio, de 7 años, y Sheila Suárez, de 19.

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