«Saber echar sidra es mucho más que levantar el brazo»
La tricampeona Susana Ovín imparte un curso de escanciado en Nava. La hostelera hace hincapié en la importancia de conocer el proceso de cultivo, la elaboración y el tratamiento de la sidra antes de servirla
«Saber echar sidra es mucho más que levantar el brazo, un escanciador da el toque final, pero tiene que ser consciente de que detrás está el trabajo de mucha gente». Con esta reflexión, la tres veces ganadora del Campeonato Oficial de Escanciadores, Susana Ovín, defiende ante sus alumnos la importancia de abarcar conocimientos más allá de los puramente técnicos para echar sidra.
Por tercer año, la propietaria de la sidrería La Barraca es la encargada de impartir el curso que oferta de forma gratuita el Ayuntamiento de Nava y en el que participan dieciocho personas. «Me parece valiosísimo para el pueblo, porque la gente viene aquí a tomar buena sidra y es una oportunidad laboral. El de escanciador es un empleo bastante demandado en el sector, sobre todo de cara al verano, y cada vez se va a tener más en cuenta a quienes además de tener buena técnica, tienen conocimientos sobre la sidra», asegura.
Por ello, durante las cuatro semanas que dura el taller, Ovín enseña a diferenciar sidras nuevas de viejas, da a conocer las nuevas variedades y aborda contenidos tan dispares como el vestuario, el mobiliario o la limpieza de una sidrería. «Son cosas que también les van a permitir ser más exigentes como clientes», apunta. «El servicio es fundamental, pero hay que ir un paso más allá y cuanto más conozcan de la sidra, mejores profesoniales serán», reitera.
El curso se completó con las visitas a la plantación que Campoastur tiene en El Enguilu para conocer las diferentes técnicas de cultivo; al llagar de Zapatero, para la elaboración de la sidra y al Museo, para abordar la parte histórica y cultural.
«Es un curso muy completo y se me hizo muy corto», señala Conchi Nieves. Es natural de Toledo y asegura que «me parecía feo vivir aquí y no saber escanciar». Reconoce que el segundo culín es el más difícil de echar, pero se muestra encantada con la experiencia. También por afición se apuntó Cristina Cardín. «En casa hacemos sidra y creo que escanciar es algo que hay que saber», apunta.
Otros, como Pablo Vega, participan con un objetivo laboral. «Tengo un negocio en el que ahora mismo no escanciamos y quiero mejorar el servicio, el cliente local es cada vez más exigente y aquí te das cuenta de todo lo que no sabemos; la técnica se pilla en seguida, pero hay que echar muchos culetes para hacerlo bien», asegura. También con miras al empleo participa Andrea Ordóñez. «Quería aprender a escanciar bien y si surge un trabajo de camarera, estar preparada», comenta.
Por su parte, Jairo Palacios, edil de Formación y Empleo y promotor del curso, defiende que «apostamos por la profesionalización de la figura del escanciador. Existe una demanda de personal cualificado por parte de las sidrerías y creemos que también serviría de apoyo para impulsar la candidatura de la sidra como Patrimonio de la Humanidad».