Un banco de piezas para salvar los hórreos

Amigos del Hórreo (AAHA) han sido otros colaboradores indispensables en la localización y rescate de los elementos uno a uno y su traslado a Carbayín. Por su parte y como siguiente paso tras la recepción y el tratamiento de la madera, Cetemas ha realizado un inventario en el que figuran 'colondres', 'engüelgos', 'pegoyos', 'tables', 'mueles', 'vigues', 'moños', 'trabes', 'lliños' o 'sobrelliños', para potenciales restauraciones.

«Sabemos que tenemos en torno a 15.000 piezas y probablemente irán saliendo más, pero por algún lado hay que empezar», abundó orgullosa Piñán.

Entre ellas, puntualizó Fernando Mora, arqueólogo de AAHA, destaca «la joya de la corona»: Una 'colondra' (las paredes del hórreo) «muy específica» tallada al estilo Carreño rescatadas de una panera construida en el siglo XIX en el taller de 'El Cenizal' de Llanera.

«Es una manera muy interesante de dar una segunda vida a piezas que estaban en el suelo y se iban a perder a pesar de estar talladas o pertenecer a especies que ya no se pueden conseguir en ese tamaño», valoró. Nace así «una especie de reciclaje» del patrimonio asturiano.

Cultura financió en 2021 con 25.000 euros el 'proceso de recuperación de los elementos etnográficos: 10.000 euros se destinaron al desmontaje y rescate de las piezas que realiza Amigos del Hórreo y 15.000 al tratamiento y almacenaje, a cargo de Cetemas. Ambas subvenciones se renovarán este año, adelantó.

Así, Patrimonio seguirá gestionando en 2022 las labores de recogida de piezas de hórreos y paneras en mal estado y habilitará un sistema de solicitud de estos elementos etnográficos para su reutilización en restauraciones. La clave, insistió Piñán, será la «transparencia» en la transacción para que nadie saque beneficio económico de la iniciativa.

Por otro lado, la consejería publicó la pasada semana una convocatoria dotada con 300.000 euros -tres veces más que en 2018 y el doble con respecto a 2021- a las ayudas para la restauración de hórreos y paneras. Está dirigida a particulares e instituciones sin ánimo de lucro que vayan a realizar obras de conservación, restauración o rehabilitación. Pero esto, admitió Piñán, no será suficiente. «Hemos detectado que faltan carpinteros especializados, por lo que estamos reflexionando en la forma de hacer una oferta atractiva de esta forma de carpintería tan específica», indicó. La respuesta podría ser una oferta educativa. Una vez más, en colaboración con Cetemas. «Trabajo hay», animó la consejera.